ginebra. La primera ronda del proceso de paz para Siria entra hoy en su recta final sin avances concretos, en una negociación que ha partido de posiciones que parecen irreconciliables y que se centran en la entrega o no del poder de parte del presidente sirio, Bachar Al Asad. "No hemos logrado ningún avance importante, pero seguimos aquí" dijo ayer el mediador para este proceso, Lajdar Brahimi.
En una comparecencia ante la prensa, consideró que el mensaje más alentador del día fue la declaración de ambas partes "de que continuarán las discusiones hasta el viernes, como estaba previsto, que nadie se irá". Las conversaciones se acortaron ayer a una sesión por la mañana, una decisión de la que Brahimi se hizo el único responsable y por la que pidió "no culpar a nadie". La idea, explicó, es que ambas partes "se preparen para lo que espero sea una mejor sesión".
Durante la reunión de la mañana, la atmósfera entre las delegaciones del Gobierno sirio y de la oposición se complicó tras las acusaciones de la primera contra Estados Unidos por una supuesta votación secreta en el Capitolio para volver a suministrar armamento ligero a los grupos rebeldes sirios considerados moderados. Brahimi dijo en su comparecencia ante la prensa que se trata de informaciones no confirmadas.
homs La jornada se vio también empañada por el fracaso en que han resultado hasta ahora los intentos de la ONU por hacer entrar un convoy con ayuda humanitaria a Homs, una ciudad convertida en símbolo de la revolución siria que rápidamente degeneró en guerra civil. Las primeras manifestaciones populares empezaron en marzo de 2011 y dieron paso a un conflicto que ha causado 130.000 muertos y afectado gravemente a la mitad de los 23 millones de habitantes con los que contaba Siria entonces.
La delegación gubernamental, encabezada por el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Walid al Mualem, prometió el pasado sábado -el primer día en que se sentó frente a frente con el bando opositor- que permitiría la salida de niños y mujeres de Homs, así como la entrada de un convoy humanitario.
En los tres días posteriores, el Gobierno ha endosado la responsabilidad por el incumplimiento de este compromiso, primero a los grupos armados que operan en Homs, y ayer a la ONU, a la que pidió garantías de que el cargamento no caerá en manos rebeldes.
La liberación de prisioneros -otro asunto que se planteó para crear medidas de confianza entre las partes- parece en estas circunstancias todavía más difícil de conseguir.
Sobre la ausencia de algún progreso concreto, Brahimi repitió que "las negociaciones no son fáciles, no lo han sido hoy, no lo fueron en los días pasados y tampoco lo serán en los próximos".