El Estado Islámico de Irak y Siria se hace fuerte en varias ciudades iraquíes
Esto supone un serio agravamiento de la confrontación con el Gobierno de Al Maliki
Bagdad. Milicianos suníes del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), vinculados a Al Qaeda, se enfrentaron el pasado jueves con tropas iraquíes que intentaban retomar el control de dos ciudades, Faluya y Ramadi, en lo que supone un serio agravamiento de su confrontación con el Gobierno del chií Nuri al Maliki. El resultado: al menos 75 supuestos milicianos muertos, según fuentes policiales. Los yihadistas de Irak se han hecho fuertes en zonas de ambas ciudades donde han atacado comisarías, han asaltado cárceles para liberar a compañeros y han ocupado mezquitas.
Los milicianos, vestidos de negro y con banderas de Al Qaeda, han instado por megafonía desde los templos a sus vecinos a que se unan a la lucha, según The New York Times. La tensión sectaria ha sido elevada en la provincia de Anbar, dominada por los suníes, desde que a policía iraquí desmanteló un campamento de protesta suní el lunes en una operación que causó al menos 13 muertos.
Miles de combatientes antigubernamentales asaltaron edificios públicos en las ciudades de Ramadi y Faluya el miércoles después de que el Ejército se retirara en un intento de calmar la situación. Ambas ciudades son feudos de extremistas suníes Los combates comenzaron el jueves, según líderes tribales y mandos de seguridad, cuando el Ejército intentó volver a entrar en las ciudades. Testigos señalaron que los milicianos habían colocado francotiradores en las azoteas sobre la autopista de Ramadi tras evacuar los edificios para impedir el regreso del Ejército.
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, decidió enviar el jueves refuerzos militares a la provincia de Al Anbar, escenario desde hace dos días de violentos enfrentamientos entre el Ejército y grupos de hombres armados. Sin embargo, en Faluya y Ramadi, los enfrentamientos se producen entre milicianos armados residentes de esas ciudades, sin la colaboración de miembros del Ejército iraquí.
A finales de 2013, miles de iraquíes suníes iniciaron protestas masivas en varias ciudades del país para pedir la liberación de los detenidos sin cargos y la anulación de la ley antiterrorista, que acabaron convertidas en acampadas permanentes en las capitales de las provincias de mayoría suní, incluida Al Anbar.