Moscú. Mientras la ciudad rusa de Volgogrado, antigua Stalingrado, lloraba aún a las 33 víctimas mortales de los dos atentados suicidas, las autoridades rusas identificaron a Pavel Pechionkin, de padre eslavo y madre tártara que se convirtió al Islam, como el supuesto autor de la primera explosión, el pasado domingo, en la estación ferroviaria, que dejó al menos 18 muertos. Los servicios de seguridad no han confirmado aún la noticia dada por varios medios de prensa y los padres del supuesto suicida, que no creen en la culpabilidad de su hijo, dicen que ya se han hecho los correspondientes análisis de ADN.

Oriundo de Volzhsk, una ciudad de Mari-El, Pechionkin dejó a mediados de 2012 su trabajo en una ambulancia en Kazán, capital de la república de Tatarstan, de población mayoritariamente musulmana, y se mudó a Daguestán, una de las siete repúblicas del conflictivo Cáucaso del Norte, escenario de frecuentes atentados y operaciones policiales contra radicales islamistas. Pechionkin se instaló en el distrito daguestaní de Buynanks, donde adoptó, según las autoridades, el nombre musulmán de Ansar Ar-rusi. Cuando los padres se enteraron de que Pavel se había unido a los extremistas daguestanos, viajaron a esa república y lo buscaron en Buynanks, ya que decían que militaba en uno de los grupos de esa ciudad. Incluso filmaron un vídeo en el que le pedían que se regresara a casa.

Al principio se había informado de que la explosión en la estación ferroviaria de Volgogrado había sido obra de una viuda negra de Daguestán, Oksana Aslanova, cuya cabeza habrían encontrado los equipos de rescate en el lugar de la tragedia. Sin embargo, después de comprobar las grabaciones de las cámaras de la sala de ingreso, los investigadores se inclinaron por que la bomba estaba en la mochila de un hombre.

Ahora no está claro si Aslánova participó en el atentado del domingo y si la cabeza encontrada es realmente la suya. Aslánova era amiga de Naída Asiyálova, que se inmoló el pasado 21 de octubre en un autobús de la misma ciudad rusa. Esta mujer era precisamente de Buynanks y estaba casada con Dmitri Sokolov, un converso al islam que en noviembre fue abatido en Daguestán por las fuerzas de seguridad.

Y con la conmoción aún en el cuerpo, el martes, el fiscal adjunto de Daguestán, Ruslan Gasanov, murió al explotar una bomba lapa en los bajos de su vehículo. El ayudante del fiscal de la ciudad de Buynanks "murió al instante a causa de las heridas", explicó a la agencia rusa Interfax un portavoz del Comité de Instrucción de Rusia para Daguestán. El coche de Gasanov explotó frente a su domicilio, cuando la víctima se había subido al vehículo.

Visita de Putin El presidente de Rusia, Vladímir Putin, visitó ayer la ciudad de Volgogrado, donde declaró: "La vileza de los crímenes que se cometieron aquí no precisa de comentarios adicionales". El mandatario recalcó que "los crímenes contra la población civil, en particular contra mujeres y niños, no tiene justificación alguna". Putin abordó el tema también en su mensaje de Año Nuevo a la población, en el que prometió que las autoridades continuarán la lucha contra los terroristas hasta "su completa eliminación". "Continuaremos la lucha contra los terroristas de manera segura, despiadada y consecuente hasta su completa eliminación", señaló.

"Este año hemos debido afrontar problemas, desafíos y duras pruebas, como los inhumanos actos terroristas de Volgogrado. Rusia siempre ha cerrado filas y se ha mostrado unida", señaló. Por vez primera en varios años, el jefe del Kremlin ordenó reforzar la seguridad en todo el territorio nacional, después de los dos atentados suicidas que en menos de 24 horas dejaran 33 muertos en Volgogrado. "Apoyaremos a todos los afectados, haremos todo lo planeado, restauraremos y reconstruiremos lo que haya que restaurar y reconstruir", agregó. Además, Putin hizo votos por celebrar "al más alto nivel los Juegos Olímpicos (de Invierno de Sochi), para los que falta poco más de un mes".