Moscú. El terrorismo ha golpeado duramente a Rusia con dos atentados suicidas en menos de 24 horas que han dejado más de treinta muertos en la ciudad de Volgogrado, al menos 15 de ellos ayer en la explosión de un trolebús atestado de gente en hora de máxima afluencia de pasajeros. Todo apunta a que los dos ataques terroristas en la antigua Stalingrado fueron perpetrados por radicales islamistas.
Líderes de la guerrilla islámica que actúa en el Cáucaso Norte habían amenazado con una ola de ataques para impedir la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno, que serán inaugurados en la ciudad rusa de Sochi dentro de seis semanas. Las autoridades rusas, de momento, se han abstenido de señalar a los culpables de los atentados, aunque lo que sí está claro es que ambos ataques suicidas, el del domingo en una estación de tren, con 17 víctimas mortales, y el de la mañana de ayer en un trolebús, están vinculados entre sí. "El hecho de que la metralla de ambos artefactos explosivos sea idéntica confirma la versión de que ambos atentados están relacionados entre sí. Puede que las bombas hayan sido fabricadas en el mismo lugar", explicó el portavoz del Comité de Instrucción (CI) de Rusia, Vladímir Markin. Sin tiempo para recuperarse del atentado suicida del día anterior, que se saldó además con decenas de heridos hospitalizados, seis de ellos en estado muy grave o grave, la histórica ciudad del sur de Rusia lamentaba ayer nuevas muertes tras la explosión de una bomba en un trolebús de su transporte municipal.
"Del trolebús quedó solo la carcasa (...) La explosión fue de tal fuerza que reventó la ventanas de un edificio de viviendas de cinco plantas que está enfrente", subrayó Markin, que agregó que la bomba activada por el terrorista suicida, un varón no identificado, tenía una potencia equivalente a cuatro kilogramos de trilita. Las cifras sobre el número de fallecidos en el ataque, ofrecidas por distintas autoridades rusas, variaron a lo largo de la jornada como suele ocurrir en estos casos. De hecho, el número de víctimas podría ascender, ya que de una veintena de heridos hospitalizados tras el ataque, tres se encuentran en estado extremadamente grave, entre ellos un bebé de menos de ocho meses, según explicó a los medios la ministra rusa de Sanidad, Veronika Skvortsova.
Pánico Volgogrado, nudo de transporte del sur europeo de Rusia con poco más de un millón de habitantes, ha quedado presa de miedo. Las autoridades tuvieron que calmar ayer a la población y desmentir rumores sobre nuevos atentados, mientras el transporte público de la ciudad, próxima a la conflictiva zona del Cáucaso del Norte, se quedó vacío. El miedo de toda la ciudad quedó reflejado en el relato de un testigo después de llevar en su coche al hospital al conductor del trolebús. "Me contó por el camino que había muerto la revisora. Se había pasado toda la mañana preocupada por un posible atentado con bomba. 'Que no nos pongan una bomba', decía, y al final explotó y murió", relató el testigo al canal NTV.
Veintiocho heridos fueron hospitalizados tras la explosión en el trolebús, mientras que otros treinta siguen en el hospital tras la del domingo en la estación de tren, seis de ellos en estado crítico. Con el país consternado por los ataques, los principales canales de la televisión estatal cambiaron la programación prevista en vísperas de Nochevieja, mientras que la región de Volgogrado declaró cinco días de duelo.
El presidente Vladímir Putin ordenó al Comité Nacional Antiterrorista, que coordina la labor de todas las fuerzas de seguridad del país, que refuerce los protocolos de seguridad en todo el territorio para prevenir nuevos ataques, una medida insuficiente en opinión del ultranacionalista Partido Liberal Democrático de Rusia. La cuarta formación del Legislativo ruso ha pedido la instauración del régimen de operación antiterrorista (una especie de estado de excepción) en toda la región.