Jartum. Los combates entre el Ejército sursudanés y las fuerzas rebeldes se recrudecieron ayer en los estados de Unidad y de Jonglei, donde fue atacada una base de la ONU, entre mediaciones africanas para evitar que la crisis derive en una guerra civil. El aumento de la violencia étnica, entre las tribus rivales Dinka y Lou Nuer ha provocado cientos muertos desde el domingo pasado y ha obligado a más de 34.000 civiles a buscar refugio en sedes de la ONU de Yuba y Bor, capital de Jonglei.

Sin embargo, estas sedes no se quedaron al margen de los ataques, tal y como demuestra el asalto de ayer de unos 2.000 rebeldes Lou Nuer a la base del organismo internacional en la ciudad de Akobo, que estuvo bajo su control durante unas horas. Dos cascos azules indios y 20 civiles perecieron en esa agresión, según el recuento de víctimas proporcionado ayer por la misión de la ONU en Sudán del Sur (UNMISS). En esa base se habían refugiado miembros del clan Dinka, al que pertenece el presidente, Salva Kir, que acusó del intento de golpe de Estado al exvicepresidente Riak Mashar, de los Lou Nuer.

Además de este suceso, ayer también se registraron combates entre ambas tribus en varias zonas de Akobo y Jonglei, que causaron en las últimas horas más de 50 muertos en las filas Dinka, informó el portavoz presidencial Ateny Wek Ateny. Los rebeldes están dirigidos en Jonglei, donde en 1991 enfrentamientos entre las citadas tribus dejaron más de un millar de muertos, por el poderoso general Peter Gadet, que ya se enfrentó en el pasado a Kir.