Guerrillera kurda del brazo armado del Partido Unión Demócrata (PYD) de Siria, que se ha enfrentado a los grupos extremistas en el noreste del país. Fotos: f.r.

El pasado 16 de noviembre, los medios turcos no hablaban de otra cosa. La aparición del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, junto al presidente del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, en Diyarbakir, la capital del Kurdistán turco, suponía un hecho histórico. Ambos unieron ese día sus fuerzas para arengar contra el recién anunciado Gobierno autónomo interino de los kurdos de Siria por parte del Partido Unión Democrática (PYD), la principal formación kurda del país árabe y cercana al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) de Turquía.

Los nuevos socios acordaron además la construcción de un nuevo oleoducto para transportar petróleo y gas desde el Kurdistán iraquí hasta la costa turca, desde donde se exportará al mercado internacional. La región autónoma iraquí es rica en hidrocarburos -sus reservas de petróleo, valoradas en 45.000 millones de barriles de crudo, suponen una tercera parte del conjunto de Irak-, que necesita la economía turca en su expansión. Sin embargo, el Gobierno iraquí de Nuri al Maliki ya se ha opuesto rotundamente a este acuerdo, que denuncia como una invasión de su soberanía. Actualmente, las partes han iniciado negociaciones.

Los analistas enmarcan la aparición de Erdogan y Barzani en Diyarbakir en dos contextos. Por un lado, en la lucha de Barzani con el encarcelado Abdulá Öcalan por la influencia entre los kurdos en un momento en el que Ankara y la guerrilla del PKK están en medio de un complicado proceso de paz. En la capital del Kurdistán turco, Barzani pidió "paciencia" a los kurdos para alcanzar ese objetivo, lo que contrasta con los deseos de Öcalan -la guerrilla ha prometido retomar las armas si Turquía no da pasos concretos hacia la paz de aquí a primavera-. Según algunos analistas políticos, Barzani podría, incluso, entrar como observador en el proceso de paz.

El otro contexto sería el de las elecciones municipales que se celebrarán la próxima primavera en Turquía. En las regiones kurdas del país, la formación más fuerte es el laico Partido de la Paz y la Democracia (BDP) y el objetivo del primer ministro turco es ganarse el voto del sector conservador entre los 15 millones de kurdos que viven en el país. Y Barzani es precisamente el gran representante del conservadurismo social y religioso kurdo frente al BPD y al grupo armado PKK, este último marxista y laico. Este no es el primer intento de Erdogan por acercarse al sector conservador kurdo, ya que recientemente ha impulsado algunas reformas que permiten el uso y la enseñanza de la lengua kurda.

División kurda Al igual que otros líderes kurdos, Barzani soñó un día con la unión de todos los kurdos, que viven repartidos entre Siria, Turquía, Irán e Irak. Sin embargo, este anhelo parece hoy lejano. El presidente del Kurdistán iraquí y su socio turco pretenden socavar ahora el poder político del PYD en el norte de Siria, partido al que acusan de estar al servicio del régimen de Bashar al Asad. "El PYD dice haber hecho una revolución en Rojava -nombre con el que se conoce al Kurdistán sirio- ¿Puedo preguntar cuál es el objetivo de la misma? Lo único que hace es gobernar en zonas que el régimen de Al Asad les ha concedido", criticó poco después del anuncio de la creación del Ejecutivo interino en Siria.

"El PYD no solo se ha hecho con el control de la región, ha empezado a arrestar y matar a miembros de otros partidos", denunció. El escenario político de los kurdos de Siria está formado por una treintena de partidos, entre los que destaca el PYD, laico y cercano al PKK, y el Consejo Nacional Kurdo (CNK), un agrupación fundada en 2011 en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, bajo auspicio del propio Barzani y que alberga hoy en día a 15 formaciones políticas. Pese a sus diferencias, ambos bloques acordaron en julio del año pasado la creación del Consejo Nacional Supremo Kurdo, máxima autoridad de la región a partir de entonces, desde que consiguió una inesperada autonomía al calor de la guerra siria.

El régimen de Al Asad fue aflojando su control sobre las ciudades kurdas y en julio del año pasado comenzó a abandonar algunas de sus posiciones para reforzar sus filas en las zonas de mayor enfrentamiento con la oposición armada, una situación que los kurdos no dejaron escapar.

Sin embargo, la rebelión se convirtió en guerra, el PYD y su rama armada, las Unidades de Defensa Popular (YPG), se han hecho más fuertes y las divisiones han aflorado de nuevo. Barzani ha responsabilizado a sus adversarios por "no ceñirse al acuerdo". Pero no solo eso, según el presidente del Kurdistán iraquí, el PYD "ha arrastrado a los kurdos a una guerra que no les pertenece y que no les dará ningún beneficio". Sin embargo, el líder de esta formación, Salé Muslim, ha rechazado estas acusaciones y ha explicado que el Gobierno autónomo interino es una medida provisional hasta que se alcance una solución viable al conflicto que atraviesa el país.

Los pasos hacia el Gobierno El PYD es el único que cuenta con rama armada en el Kurdistán sirio y sus combatientes han logrado expulsar a los grupos yihadistas de su territorio, que abarca el noreste de Siria, tras multitud de enfrentamientos y bajas. "Alrededor de 3.000 salafistas han muerto. Al principio eran fuertes, pero ahora no lo son tanto", señaló Muslim en una entrevista a Reuters.

El siguiente paso ha sido la creación del Gobierno autónomo, que según el PYD, dividirá en tres zonas el Kurdistán sirio, cada una de ellas con su asamblea local y un número de legisladores en el Parlamento. "Las responsabilidades clave de esta jefatura de transición serán las de preparar elecciones generales y locales, además de organizar política, económica y militarmente esta área de Siria", declaraba el comunicado.

Inmediatamente fue rechazado por Turquía, el Kurdistán iraquí, sus rivales del CNK, Estados Unidos y la Coalición Nacional Siria -la oposición a Bashar al Asad-. Todos ellos acusan al PYD de dividir Siria, a pesar de que la formación quiso aclarar que, una vez superado el conflicto, "la región estará integrada en una Siria plural, democrática y unificada".

La oposición siria tildó al partido de "organización antirrevolucionaria" e indicó que "representa un movimiento separatista que desautoriza toda relación entre él y el pueblo sirio". No se quedó ahí; también le señaló por "recurrir a la violencia contra civiles e iniciar hostilidades contra batallones y brigadas del Ejército Libre Sirio (ELS) con el objetivo de apuñalarlo por la espalda".

Por su parte, Ankara le acusó de "no mantener su promesa". "Les pedimos que evitaran la declaración de una administración de facto que pudiera dividir Siria. Les pedimos que se distanciaran del régimen", señaló el ministro de Relaciones Exteriores, Ahmet Davutoglu. La cuestión kurda despierta pasiones y, con influencia en tres países clave, esconde muchos intereses.

El mosaico kurdo en la guerra de Siria

Masul Barzani.

División kurda

l Masul Barzani. Presidente del Kurdistán iraquí, representa al sector conservador kurdo, con una fuerte influencia de la religión. Se enfrenta a Abdulá Öcalan, líder de la guerrilla marxista y laica del PKK, por la influencia sobre los kurdos que habitan en cuatro países: Turquía, Siria, Irán e Irak. Los altos mandos de la guerrilla se esconden en los montes de Kandil, en el Kurdistán iraquí.

l Recep Tayyip Erdogan. Conservador e islamista moderado. Lleva a cabo un complejo proceso de paz con la guerrilla del PKK y se opone a la expansión de su influencia. Rechaza el Gobierno autónomo de los kurdos de Siria formada por el PYD porque, asegura, amenaza la estabilidad regional. Busca el voto de los kurdos conservadores para las municipales del próximo año.

l PYD. Su rama armada ha logrado expulsar a los yihadistas del noreste de Siria y ha formado un Gobierno autónomo, al que se enfrentan Turquía, el Kurdistán Iraquí, Estados Unidos y la oposición siria.

l CNK. Agrupa a 15 formaciones kurdas de Siria cercanas al presidente del Kurdistán iraquí.

Recep Tayyip Erdogan.