Vitoria. La última vez que Maher vio a su padre fue hace dos años, cuando ambos fueron detenidos en Siria. El joven, que ahora tiene 16 años, fue torturado y puesto en libertad nueve días después. Su padre no tuvo tanta suerte, sigue en paradero desconocido. Maher vive ahora en Zarqa, Jordania, con su madre y sus cinco hermanos, de edades comprendidas entre los 4 y los 18 años. Trabaja en la construcción durante cortos periodos de tiempo, hasta que el hombro le duele tanto que tiene que guardar reposo. Son las secuelas que le han quedado de las torturas. Los mayores se ven obligados a trabajar para la supervivencia de la familia, refugiada en Jordania desde hace dos años. Pero Maher tiene miedo de que un día le detengan porque no cuenta con los papeles para poder desarrollar una actividad laboral en el país. Su único deseo es regresar a Siria y encontrar a su padre.
Más de la mitad de los refugiados sirios son menores de edad y, de estos, tres cuartas partes tienen menos de 12 años. A 31 de octubre de este año, el número de menores refugiados ascendía a 1,1 millones, aunque esta cifra puede ser hoy en día mayor, ya que la ONU anunció ayer que el número de refugiados sirios ha superado los tres millones. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) hizo público ayer el primer estudio que analiza en profundidad la situación de estos niños y niñas -El futuro de Siria: niños refugiados en crisis-, refugiados en su mayoría en Líbano y Jordania, y que se enfrentan a profundos traumas físicos y psicológicos. Muchos han perdido a sus seres queridos en la guerra, a sus amigos, sus escuelas han sido cerradas, su mundo entero se ha desmoronado. "Soledad, inseguridad y aislamiento son los principales traumas que atraviesan estos niños separados de su familia", explicó ayer el director de protección internacional de Acnur, Volker Turk, en la presentación del informe en Ginebra.
La ONU estima que 3.700 niños viven refugiados en Líbano y Jordania sin sus padres y que muchos de ellos cruzaron la frontera sin la compañía de un adulto. En el camino, estos niños están expuestos a abusos, explotación y reclutamiento, alerta Acnur. El trauma que les queda suele provocarles episodios de ira, ataques de pánico o desconfianza. Muchos niños, además, presentan heridas de guerra a su llegada a los campos de refugiados.
En algunos casos sus progenitores han muerto, en otros están detenidos por las fuerzas gubernamentales o los rebeldes o han enviado a sus hijos al exilio solos para evitar que sean reclutados por los grupos armados. Más de la mitad -el 53%- de un total de 202 niños entrevistados señaló que al menos uno de sus familiares directos había muerto, estaba detenido o en paradero desconocido.
Trabajo infantil Unas 70.000 familias sirias refugiadas en estos dos países han perdido al cabeza de familia, lo que ha obligado a muchos niños a trabajar "durante largas horas y por poco dinero". "Casi uno de cada dos hogares de refugiados encuestados dependen en parte o en su totalidad de los ingresos generados por un niño", subrayó Turk. Hasta hace unos meses, la mayoría de las familias vivían en los campos de refugiados habilitados para los refugiados sirios -el de Zaatari de Jordania llegó a ser el verano pasado el segundo mayor campo de refugiados del mundo con 135.000 habitantes-, sin embargo, con el paso del tiempo y la constatación de que la guerra siria puede alargarse en el tiempo, muchos de los refugiados se han ido trasladado a centros urbanos, donde malviven en apartamentos pequeños y hacinados, realizan trabajos en la economía sumergida o mendigan. En la actualidad, el campo de Zaatari alberga a 80.000 personas.
Fuera de la escuela Según el informe de Acnur, el 29% de los niños entrevistados declararon que salían de casa una vez por semana o menos. Su hogar es, a menudo, un apartamento abarrotado de personas, un refugio improvisado o una tienda de campaña. Según el informe, en Jordania y Líbano hay más niños sirios fuera de la escuela que dentro. En el primero, solo 83.000 niños de los más de 290.000 que hay están escolarizados y, en el segundo, solo el 20% recibe clases. Acnur también alerta de la gran cantidad de bebés nacidos en el exilio que no tienen certificados de nacimiento, "un documento esencial para evitar la apatridia". En Líbano, el 77% de un total de 781 niños no cuenta con un certificado de nacimiento oficial.
En el informe, la ONU pide a los países vecinos mantener las fronteras abiertas como hasta ahora y solicita también la colaboración internacional para ayudarles, ya que se encuentran desbordados. Jordania, por ejemplo, con apenas seis millones de habitantes, acoge a más de medio millón de sirios, lo que se está convirtiendo en un grave problema nacional, para su economía y por las tensiones que se están creando. A pesar de ello, el reino se ha comprometido a seguir recibiendo refugiados sirios.