Londres. El ministro principal de Escocia, Alex Salmond, abrió ayer el congreso anual del Partido Nacionalista Escocés (SNP) con un llamamiento a la independencia y al voto favorable en el referéndum de 2014. Salmond se mostró optimista frente a la posibilidad de ganar esa consulta -pese a encuestas que apuntan a una mayoría del no- y apuntó las ventajas de separarse del Reino Unido. Entre ellas destacó que, si Escocia se independiza -y rompe así la unión forjada en 1707-, tendrá mayor control sobre quién la gobierna y, por tanto, no tendrá que tolerar un Ejecutivo elegido por el resto de los británicos. "Una cosa de la que podéis estar seguros es de que, por primera vez en la historia democrática, cuando Escocia se independice tendrá el Gobierno por el que vote, y no el que voten otras personas", dijo el líder del SNP.
En su intervención inaugural ante los delegados, reunidos hasta el domingo en la localidad escocesa de Perth, recordará que ahora la región debe soportar medidas impuestas por el Gobierno central a las que se oponen la mayoría de los escoceses, como los recortes a las ayudas sociales. Con una Escocia independiente podrían gestionarse mejor los recursos para beneficio propio, insistirá Salmond, cuyo partido encabeza la campaña por la independencia, frente al resto de las formaciones parlamentarias británicas -conservadores, laboristas y liberaldemócratas-, que se oponen.
Escocia celebrará un histórico referéndum de independencia el 18 de septiembre de 2014, en el que podrán participar los escoceses a partir de 16 años y donde se deberá responder a la pregunta: "¿Debería Escocia ser un país independiente?".