GAZA. Ahmed, de 15 años, contrajo matrimonio la semana pasada con su prima Tamara, de 14, en la localidad de Beit Lahia, en el norte de Gaza, un acontecimiento que reunió, como suele ser costumbre, a padres, hermanos, familiares y amigos.

El matrimonio entre los adolescentes, una práctica común en otras regiones económicamente desfavorecidas del mundo, es poco habitual en la Franja de Gaza, donde ha encendido la polémica en la población y despertado el rechazo de activistas de derechos humanos.

Tanto Ahmed como Tamara son miembros del clan Sobeh, vecinos de una zona rural donde tradición y pobreza se mezclan a partes iguales.

La historia del matrimonio de la joven pareja de Beit Lahia ha corrido como la pólvora y en pocos días ha avivado el debate a lo largo y ancho de Gaza, bajo el control del grupo islamista Hamás, que tomó el territorio violentamente en junio de 2007.

"El casamiento de niños es un fenómeno que había desaparecido hacía tiempo. Creo que los padres de los dos adolescentes carecen de educación", afirmó Salma Abu Hajjar, una palestina de 52 años y madre de cinco hijos con edades comprendidas entre los 30 y 20 años.

Enad Sobeh, padre del flamante esposo, dijo sentirse feliz de ver a su primogénito casarse a una edad tan temprana.

"Estaba deseando ver a mi hijo casarse, y pese a que vivimos una situación muy difícil, he vendido dos burros para lograr el dinero para la dote y el coste del convite", afirmó.

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), que provee asistencia a los refugiados en la Franja de Gaza, señaló recientemente en un comunicado que más de un millón de palestinos vive por debajo del umbral de la pobreza.

En la Franja de Gaza residen 1,8 millones de habitantes.

Para Hasan al-Joujo, presidente del Consejo de Legislación Islámica en Gaza, bajo control de Hamás, el matrimonio entre Ahmed y Tamara es legal, de acuerdo a la legislación islámica que se viene implementando en Cisjordania y en la franja desde 1993.

"Ahmed nació en febrero de 1998, así que su edad es completamente legal, y su esposa Tamara nació en enero de 1999, y su edad según la legislación islámica le permite contraer matrimonio", asegura Al-Joujo, para quien no supone un impedimento que los contrayentes no dispongan de una cédula de identidad expedida por las autoridades.

"El hecho de que no tengan un carné de identidad no impide que puedan casarse o que el matrimonio no sea válido", argumenta.

La legislación palestina permite a los hombres casarse cuando tienen 15 años y medio y a las chicas cuando alcanzan los 15, aunque Al-Joujo interpreta que la adolescente tiene ya esa edad.

Sin embargo, la sociedad de Gaza considera el caso de Ahmed y Tamara bastante excepcional teniendo en cuenta que la mayor parte de las chicas se casa después de cumplir los 18 y los varones suelen hacerlo a los 22.

La directora del Centro para la Investigación y Estudio de la Mujer en Gaza, Zeinab al-Ghuneimi, condenó el matrimonio entre los adolescentes y subrayó las consecuencias negativas de estos casos a nivel psicológico, social y médico, en particular en las niñas.

"Este matrimonio es un caso raro. El fenómeno se había olvidado en Gaza debido al desarrollo del nivel educativo entre la población", explicó Al-Ghuneimi quien destacó que el aumento de la pobreza y la ignorancia entre los gazatíes se debe al bloqueo que sufre la Franja, impuesto por Israel.

"Las bodas juveniles causan problemas de salud a ambos cónyuges debido a su ignorancia en las relaciones sexuales, además de la carga psicológica y las dificultades que afrontan las jóvenes madres para cuidar adecuadamente de sus hijos", apuntó.

En Gaza, la mayoría de las mujeres prefiere acabar sus estudios de secundaria o incluso continuar con la educación superior antes de contraer matrimonio y los jóvenes retrasan cada vez más los enlaces debido a la pobreza y las altas tasas de desempleo.

Pese a que la legislación islámica lo permite, grupos de derechos humanos en Gaza cuestionan la legalidad y moralidad de estas prácticas.

Jalil Abu Shamala, director del Centro por los Derechos Humanos en Gaza, rechazó que exista una legislación islámica al respecto y en una red social afirmó que se trata de "un crimen insoportable que nadie puede fácilmente concebir".

Entretanto, los recién casados pasaron su luna de miel en su nuevo hogar de su aldea, mientras la historia de su boda se ha propagado por toda la Franja y puede llevar a pensar a muchos jóvenes que quizás no deban esperar para casarse a una corta edad.