belfast. Siete policías resultaron con heridas leves en la segunda noche de disturbios en Belfast con motivo de las marchas de la Orden de Orange, informaron ayer las fuerzas del orden. Según la Policía norirlandesa, jóvenes protestantes arrojaron ladrillos, botellas y otros objetos contra los agentes en el norte de la capital norirlandesa, en el mismo lugar donde el pasado viernes 32 agentes resultaron heridos por la violencia.
La Policía se vio obligada esta pasada noche a utilizar cañones de agua para controlar las protestas, añadió la fuente que, no obstante, calificó los incidentes de "aislados".
Los primeros disturbios comenzaron el viernes por la noche en Belfast después de que la Policía impidiera a los organistas, protestantes, desfilar por el medio de un barrio republicano.
la violencia de todos los años Como cada año, la Orden de Orange marcha por las calles de la provincia para conmemorar la victoria del rey protestante Guillermo III de Orange sobre el católico Jaime II en la batalla del Boyne en 1690, desfiles que, a menudo, atraviesan zonas nacionalistas. Es en esta época cuando se producen los incidentes más violentos ya que estos desfiles, cargados de simbología británica, son considerados como humillantes por la comunidad católica y republicana por los que discurre.
Los unionistas probritánicos recuerdan todos los años a 'la otra comunidad' norirlandesa que fueron derrotados.
Numerosos jóvenes protestantes expresaron su descontento después de que la llamada Comisión de Desfiles, que toma la decisión final sobre el trayecto que los orangistas pueden hacer, decidiera impedir que éstos pasaran por Ardoyne, zona católica del norte de Belfast.
Más de 400 policías británicos fueron enviados en refuerzo al Ulster, tras los enfrentamientos del viernes por la noche en Belfast, en los que resultaron heridos una treintena de policías y un diputado.
Unos 600 policías adicionales habían sido ya desplegados en los condados del norte irlandés en los últimos días, de forma preventiva, debido a la celebración de la tradicional marcha organizada todos los 12 de julio en Belfast por la orden protestante de Orange, que acabó de nuevo con episodios de violencia.
Irlanda del Norte, un territorio irlandés bajo soberanía británica, que ha sufrido 30 años de violencia interconfesional, que han dejado 3.500 muertos. Los acuerdos de paz de Viernes Santo, firmados en 1998 han llevado al reparto del poder entre protestantes y católicos, pero siguen registrándose episodios de violencia esporádica. Para tratar de erradicarla se ha creado una Comisión de Desfiles, integrada por representantes de ambas comunidades, para establecer unos recorridos pactados entre ambos, que rechazan los activistas más radicales.