roma. Quienes le conoces le apodan Monseñor 500 debido a la gran cantidad de esos billetes que poseía. Nunzio Scarano, que vive en una residencia situada entre el Tiber y la céntrica Plaza Navona -en la pernoctar cuesta 85 euros- es muy conocido entre la jet set romana -se dice que la showgirl Michelle Hunziker es una de sus amigas-.
Antes de ordenarse sacerdote trabajó en el Bank of America en Italia, una formación que siempre le acompañaría, a pesar que no haya trabajado en las finanzas vaticanas, la Santa Sede le encomendó sus inmensas propiedades inmobiliarias, encuadradas dentro del ya famoso IOR, más conocido como el Banco Vaticano.
Según parece, Nunzio Scarano se dedicaba al negocio inmobiliario en la localidad de Salerno, de ahí la noticia posteriormente desmentida de que él era el obispo titular de la Archidiócesis de esa conocida ciudad italiana.
Como se de una trama novelesca siciliana se tratara, la investigación sobre Nunzio partió de su propia denuncia a un primo suyo, Domenico Scarano, socio en negocios inmobiliarios, al que acusó de haberle robado en su apartamento de Salerno -400 metros cuadrados en el centro histórico de la ciudad- pinturas, joyas, dinero y muebles valorados en varios millones de euros. La Policía busca los objetos robados pero no los encuentra. Lo que si hallan los agentes son conexiones de ambos con una empresa inmobiliaria en la que detectaron extraños movimientos de dinero.
A partir de ahí se inicia una nueva línea de investigación en la que Nunzio Scarano es el máximo sospechoso. El prelado ha acabado presa de su propia denuncia.
A la presunta trama solo queda por añadir un espía de los servicios secretos italianos y un intermediario financiero cuya base de operaciones está en la Islas Canarias -también detenidos-. Y por si esto fuera poco, en la investigación aparece un armador napolitano cuyo dinero era presuntamente trasladado por la trama en un jet privado entre Nápoles y los bancos suizos.
Todo esto se destapa tras el anuncio del Papa de que había creado una comisión de cinco personas -entre ellas un obispo vitoriano del Opus Dei- para limpiar el Banco Vaticano. La Fiscalía italiana parece habérseles adelantado.