EL CAIRO. Mubarak compareció sentado en una camilla y con gafas de sol en una sesión que inició el magistrado Mahmud el Rashidi citando el nombre de los distintos acusados.

El juicio se repite después de que en enero pasado así lo ordenara un tribunal de apelación, que a su vez anuló la condena a cadena perpetua dictada contra Mubarak y contra el exministro egipcio de Interior Habib al Adli alegando irregularidades en el proceso.

Según la defensa de los acusados, aquel histórico fallo del 2 de junio de 2012 no contaba con pruebas suficientes, mientras que el Ministerio Público exigía que se aplicara la pena de muerte a los culpables.

También están procesados por la muerte de más de 800 manifestantes seis ayudantes del exministro, que anteriormente habían sido absueltos.

Hasta la Academia de la Policía de El Cairo también fueron trasladados sus hijos, Alaa y Gamal, a los que se acusa de enriquecimiento ilícito a través de la venta de gas a Israel, delito que también se imputa a Mubarak y al empresario fugado Husein Salem.

Al contrario que en otras ocasiones, en las que había más expectación popular, solo un número reducido de simpatizantes y detractores del expresidente se congregó a las afueras de la academia.

El juicio debía haber comenzado el pasado 13 de abril, pero el juez Mustafa Hasan Abdala se abstuvo entonces de juzgar a Mubarak y trasladó la causa a una corte de apelación, que designó una nueva instancia para que lo procese.

El ministerio egipcio del Interior desplegó a más de 3.000 agentes y 24 vehículos blindados para proteger el traslado en helicóptero de Mubarak a la sede de juicio desde la cárcel de Tora, donde el mandatario permanece en prisión preventiva.