Jerusalén. Israel elevó ayer el nivel de alerta en el norte del país, donde ha cerrado el espacio aéreo a vuelos comerciales y desplegado baterías antimisiles. En previsión de que pudiera producirse una respuesta contra suelo israelí, el Ejército colocó las baterías en las ciudades de Haifa y Safed, cerró el espacio aéreo a vuelos civiles en toda la zona norte, mientras que las poblaciones cercanas a las fronteras con Siria y Líbano se encuentran en situación de alerta. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no mencionó el asunto durante su comparecencia pública de ayer previa a la reunión semanal del Consejo de Ministros, aunque reiteró su compromiso de garantizar la seguridad de Israel.
"(Mi padre) me enseñó que la mayor responsabilidad que tenemos es garantizar la seguridad de Israel y asegurar su futuro", manifestó al dedicar un intercambiador de autopista dedicado a su progenitor, Bentzion Netanyahu, historiador fallecido el año pasado. El jefe de Gobierno israelí retrasó unas horas su partida a China para participar en una reunión del gabinete de seguridad que analizó la situación regional tras los bombardeos. El viceministro de Defensa israelí, Dany Danón, aludió sin confirmar su autoría a los bombardeos al aseverar que "el Estado de Israel está protegiendo sus intereses y continuará haciéndolo".
En declaraciones a la radio del Ejército israelí, Danón añadió: "Hemos dicho en varias ocasiones que haremos todo lo posible en cualquier lugar a fin de proteger aquellos intereses". Horas antes, el ministro israelí de Turismo, Uzi Landau, justificaba cualquier acción de Israel para impedir que "ciertas armas" lleguen a manos de grupos terroristas.
En los últimos meses Netanyahu ha advertido de que Israel estaba preparada para adoptar acciones militares si armas químicas o de otra naturaleza ponían en peligro el balance de poder con Hezbolá y llegaban a manos de grupos armados. Después de que los organismos de inteligencia de varios países occidentales sopesaran la posibilidad de que Damasco hubiera empleado armas no convencionales, las advertencias israelíes elevaron el tono.
A esto se suma el ejercicio militar practicado esta misma semana y por el que 2.000 reservistas israelíes fueron llamados a filas, con el objetivo de comprobar el grado de preparación de las tropas para entrar en combate en el frente libanés. Los ataques en Siria de momento no han provocado fisuras entre la clase política en Israel, donde la lucha contra Hezbolá goza del consenso de gran parte de la población.