la campaña electoral, atípica por muchos motivos, ha venido marcada por los discursos apasionados que apelaban más al corazón que a la cabeza, encaminados a una confrontación casi de base que se ha llevado los titulares. Tanto Maduro como Capriles han hecho referencia a ellos aunque rara vez han ocupado espacios relevantes en la prensa. Sin embargo, los problemas existen y la ciudadanía reclama soluciones. La seguridad encabeza la lista, seguida por la situación económica.
Inseguridad Venezuela lleva ya muchos años en los puestos de cabeza de la criminalidad violenta. Una sensación avalada por los datos en el periodo más reciente. También las encuestas revelan que la inseguridad es la principal preocupación de la ciudadanía. No es para menos. En los tres primeros meses de este 2013 se han registrado 3.000 asesinatos en el país y Caracas, tras San Pedro de Sula (Honduras) y Acapulco (Méjico), figura en el tercer puesto de las ciudades más violentas según un estudio de la ONG Seguridad, Justicia y Paz con un ratio de 119 homicidios dolosos por cada 100.000 habitantes durante 2012.
Nicolás Maduro, proclamado hoy como presidente por el CNE, en su último acto de campaña mostró una pancarta que según dijo le había entregado un grupo violento y en la que rezaba "Seguro, el hampa cambia con Maduro". Allí, explicó que la delincuencia tiene la pobreza como base, y que además de luchar contra la raíz del problema, reforzará los mecanismos de control de armas y seguridad en las calles.
El opositor Herinque Capriles, que no admite de momento los resultados, también se ha referido a esta cuestión durante la campaña y convocó a sus seguidores a una marcha nocturna como un ejercicio de "recuperación del espacio público para la ciudadanía, para que podamos circular por nuestras calles sin miedo".
Una idea de la magnitud del problema la dan los sinónimos que los medios de comunicación emplean en sus páginas de sucesos para que no parezca repetitivo. El la edición del domingo de Ultimas noticias aparecían en la misma página titulares que recogían expresiones como "hampón asesinó...", "ultiman a un señor y su hijo...", "ladrones le quitan la vida", "abatidos dos plagiarios...". Y así, todos los días.
Situación Económica El 8 de febrero, ejerciendo como presidente encargado, Maduro firmó una devaluación del bolívar, la moneda en curso, del 32%. Desde aquel día, el cambio oficial pasó de 6,30 a 4,30 bolívares por dólar. La situación se complicaba para las empresas que necesitan divisa para operar y que entran en un sistema de subasta muy poco transparente que, de facto, supuso el pasado nueve de febrero una nueva devaluación que volvía a duplicar la tasa de cambio. Parece absurdo, pero es frecuente que sea difícil encontrar papel higiénico, jabón de diferentes marcas o pasta de dientes (ayer sólo pude elegir Colgate), carne de pollo o aceite. El desabastecimiento se nota especialmente en los pequeños comercios y más fuera de Caracas que en la capital. Otro de los problemas que más preocupan y complican las actividades cotidianas son los continuos apagones eléctricos. El asunto concierne en este caso a Argenis Chávez, hermano del presidente fallecido, que dirige la Corporación Eléctrica Nacional.
La avidez por los dólares es una evidencia. Es fácil encontrar quien cambie dólares por bolívar a precios muy superiores a los ofertados por el Estado porque las divisas extranjeras se han convertido en refugio. Esa especulación trae de cabeza al Gobierno que no ha dado con la fórmula para frenarla. Maduro habla de "sabotaje económico" ese mercado negro tan popular que ha disparado la inflación y que impide el acceso de gran parte de la población a bienes de consumo.
Pero tampoco las cifras macroeconómicas auguran un camino fácil. Algunos economistas auguran que se puede dar una combinación fatal en los próximos meses: recesión e inflación. Por si esto fuera poco, Venezuela arrastra un déficit público del 12% del PIB a pesar de ser una de las primeras potencias mundiales en producción de petróleo, lo que le proporciona una entrada continua de divisa.