MADRID. Del total de víctimas mortales, 76 son civiles, 28 rebeldes --además de un soldado desertor en Damasco--, 22 soldados sirios y cinco combatientes no identificados, en su caso, a causa de los bombardeos de las fuerzas gubernamentales.

En la provincia de Hasaka, 16 civiles, entre ellos al menos tres niños, han fallecido a causa de un bombardeo sobre la localidad de Haddad, ubicada 60 kilómetros al noreste de la ciudad de Qamishli, donde hay importantes yacimientos petroleros, y habitada mayoritariamente por kurdos.

El Consejo Nacional Kurdo (CNK) ha confirmado este ataque y ha considerado que evidencia "la grave escalada por parte del régimen" de Bashar al Assad, tras una serie de bombardeos sobre las zonas rurales de Qamishli.

La organización kurda ha indicado que, aunque las circunstancias del ataque todavía no están claras, parece que fuerzas rebeldes especializadas en atacar yacimientos petroleros se han desplegado en una colina cercana.

Además, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha indicado que en la provincia de Damasco 13 civiles y un combatiente rebelde han fallecido. En concreto, ha denunciado que al menos 10 niños han muerto en el suburbio de Qabun a causa de los bombardeos.

En la provincia de Homs, 13 rebeldes han muerto en un enfrentamiento con las fuerzas gubernamentales en la ciudad de Al Qseir. Asimismo, un civil ha fallecido, también en Al Qaseir, tras ser torturado durante varios días por las tropas del régimen sirio.

Los demás fallecidos se han registrado en las provincias de Reef Dimashq, con 21 civiles y cinco combatientes; Idleb, con diez civiles y siete combatientes; Deraa, con seis civiles y un rebelde; Al Raqa, con cuatro niños; Aleppo, con cinco civiles; y Deir Ezzor, con un rebelde.

Naciones Unidas calcula que desde marzo de 2011, cuando comenzó el levantamiento popular contra el régimen de Al Assad, unas 70.000 personas han muerto a causa de los combates entre las fuerzas gubernamentales y rebeldes.

El Gobierno atribuye gran parte de las víctimas a los grupos terroristas que actúan en el país árabe --según ha denunciado insistentemente-- con la financiación y el apoyo material de Arabia Saudí, Qatar y Turquía, entre otros. (