VATICANO. El pontífice hizo esas afirmaciones durante la misa del Domingo de Ramos, que oficia en la plaza de San Pedro del Vaticano ante varias decenas de miles de fieles de todo el mundo.

El Obispo de Roma recordó la entrada de Jesús en Jerusalén y afirmó que no lo hizo para recibir los honores reservados a los reyes de la tierra sino para ser azotado, insultado y ultrajado.

El papa Bergoglio subrayó que Jesús tomó sobre sí el mal, la suciedad, el pecado del mundo, "también el nuestro, y lo lavó, lo lavó con su sangre, con la misericordia, con el amor de Dios".

"Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la Humanidad! Guerras, violencias, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, de poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación", denunció.

"Y nuestros pecados personales: las faltas de amor y de respeto a Dios, al prójimo ya toda la creación", añadió.

El Obispo de Roma aseguró que Jesús en la cruz siente todo el peso del mal "y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección, con Cristo todos podemos vencer el mal que hay en nosotros y en el mundo".

El papa dijo también que un cristiano jamás puede ser una persona triste y les exhortó a no dejarse vencer por el desánimo "incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables".

"Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús; de saber que, con él, nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables..., y ¡hay tanto".