Roma. El líder del centroizquierda italiano y secretario general del Partido Demócrata (PD), Pier Luigi Bersani, recibió ayer de manos del presidente de la República, Giorgio Napolitano, el encargo de intentar formar Gobierno, en el complicado escenario político surgido tras las elecciones generales.
Tras aceptar el encargo, Bersani, líder de la coalición más votada en las elecciones de febrero, deberá ahora contactar con las distintas fuerzas parlamentarias para verificar si cuenta con los apoyos necesarios para gobernar, pues tiene mayoría absoluta en la Cámara baja, pero no en el Senado.
Después de dos jornadas de consultas con los distintos grupos parlamentarios, Napolitano llamó de nuevo a Bersani a la sede de la presidencia de la República en Roma para conferirle el encargo de intentar un Gobierno y, una vez con los resultados de esos contactos, volver ante el jefe del Estado lo antes posible para ver si es posible esta solución "difícil".
"He llegado a la conclusión de que el destinatario del encargo sea al jefe de la coalición de centroizquierda, Pier Luigi Bersani (...) He conferido a Bersani el encargo de verificar la existencia de un apoyo parlamentario seguro para permitir la formación de un Gobierno que tenga la confianza de ambas Cámaras", dijo Napolitano.
"Esa coalición, habiendo obtenido la mayoría absoluta en la Cámara aja y una mayoría relativa en el Senado, está objetivamente en condiciones más favorables para buscar una solución, si bien difícil, al problema de Gobierno", agregó.
Con un discurso largo e inédito en la praxis de la República italiana, Napolitano, cuyo mandato expira en mayo, no escatimó tiempo ni palabras para repasar los desencuentros que han existido entre las principales fuerzas políticas, que incluso han llegado al bloqueo de algunas importantes propuestas.
Napolitano reconoció que para un Gobierno de coalición, como propone Berlusconi, existen "dificultades relevantes por causa de antiguas divergencias y contraposiciones, atenuadas durante el Gobierno de Monti (apoyado por los partidos de Berlusconi y Bersani), pero que volvieron a explotar" al final de la legislatura, cuando la formación de il Cavaliere retiró el apoyo al tecnócrata.
"Lo esencial ahora es mostrarnos a nosotros mismos, a Europa y a la comunidad internacional cuánto apreciamos el valor de la estabilidad institucional, no menos que la estabilidad financiera. De ambos depende el grado de confianza en nuestro país", afirmó el presidente de la República.