Uno de los objetivos del Papa emérito cuando era Benedicto XVI a secas fue edificar un cónclave a su imagen y semejanza nombrando decenas de cardenales en sus ocho años al frente de la Iglesia. Si Juan Pablo II se caracterizó por crear -así se llama el nombramiento de un cardenal- 122 cardenales (lo hizo en sus mas de 26 años de pontificado, unos cinco cardenales creados al año), el Papa Ratzinger se quedó en 83, pero teniendo en cuenta que su papado ha durado ocho años, Benedicto XVI creó más de diez cardenales al año. Una frenética actividad creadora materializada en que 67 de los votos emitidos ayer fueron firmados por los cardenales creados por él. En el caso de Juan Pablo II se dijo que su objetivo era acabar con la influencia de los seguidores del papa negro -término con el que refiere al General de los jesuitas, antiguamente con gran influencia en el Vaticano- e incluso con los seguidores del Concilio, para dejar prácticamente resuelta la elección de uno de los suyos; el cardenal alemán con bien ganada fama de intransigente con los aperturistas, Joseph Ratzinger.

Benedicto XVI, por su parte, ha querido apuntalar la mayoría conservadora en el cónclave ya que si a sus 67 cardenales le sumamos los 50 creados por su antecesor, los números resultan absolutamente esclarecedores. Entre todos los electores, solamente había un voto jesuita, el de Jorge Mario Bergoglio.

Esta vez tampoco quería dejar nada a la improvisación. Los dos cardenales que quedan de la época de Pablo VI, ya no eran electores.

Pero a Benedicto XVI, su intento de poner orden en casos como los de la pederastia, los viciados comportamientos de parte de la curia y las finanzas vaticanas le forzaron a entrar en campaña electoral de su sucesor adoctrinando a los cardenales sobre el perfil del nuevo Papa, distinto al que había imaginado.

Toda la arquitectura diseñada por Benedicto XVI se vino abajo cuando estalló el enfrentamiento entre su mano derecha y compañero docente, Tarcisio Bertone y la cabeza visible de la curia vaticana Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio.

fuerzas igualadas Sodano es diplomático y líder de los cardenales nombrados por Juan Pablo II, con quien fue secretario de Estado. Sodano era también el garante de la tradición, la diplomacia y del estatus de la curia romana, mientras que Bertone llegaba a la secretaría de Estado siendo un estudioso profesor y catedrático, al igual que Joseph Ratzinger. Los intentos por renovar y reformar el establishment vaticano por parte de Benedicto XVI, a través de la mano ejecutora de Bertone, puso en pie de guerra al otro bloque, con lo que la atada y bien atada sucesión saltaba por los aires.

Así las cosas, el cónclave se iniciaba con dos bloques compactos enfrentados, los de Sodano con 50 votos y los de Bertone con 65. Además, los creados por Benedicto XVI tenían a su líder dentro, mientras que Sodano, superados los ochenta años de rigor, debía permanecer fuera. Bergoglio sería de Sodano por nombramiento, de Bertone por ser profesor y no diplomático y de ninguno por jesuita y por estar fuera de toda intriga vaticana.

las 'cordadas' no funcionaron Se denominan cordadas a los purpurados que se agrupan en torno a un cardenal, que sería el líder de la citada cordada, algo así como los partidos políticos vaticanos. Este cónclave también hizo tambalearse a las tradicionales cordadas. Los italianos apostaban fuerte por Scola, los americanos por Dolan, pero ver al cardenal de Nueva York declarando por abusos sexuales antes de viajar a Roma, le quitaron muchas opciones. Ratzinger había pedido, implorado, regeneración y fortaleza ante los graves problemas que debe afrontar la Iglesia. Los vaticanistas aseguran que las terceras vías surgen tras varios días de votaciones. Esta vez no han acertado.

La solución era el único jesuita sentado en la Capilla Sixtina, miembro de una compañía relegada desde la época de Juan Pablo II -aunque fue este el que le nombró- pero que ha demostrado saber tomar con firmeza el timón de la Iglesia siempre que se les ha encomendado, incluso desde la tradicional posición de papa negro. Como decía Pablo VI que "incluso en los campos más difíciles, allí están los jesuitas". El nuevo Papa cumple muchas de las características pedidas por Benedictio XVI, aunque no parece que estuviera pensando en Bergoglio cuando las enumeraba. Es un jesuita moderado, en ciertas materias conservador, pero jesuita a fin de cuentas y eso se deberá notar. Bergoglio viene de un país donde la Compañía de Jesús dirige la segunda Universidad más antigua de latinoamérica en la ciudad de Córdoba. Incluso en la época en la que fueron expulsados y perseguidos dejaron una profunda huella y ahora han imprimido a la ciudad un marcado ambiente científico.