La elección de un nuevo Papa es una ceremonia muy medida, de la que se conoce cada detalle y cada paso y en la que rige una tradición milenaria. La Capilla Sixtina, lugar en el que los 115 cardenales electores elegirán al nuevo pontífice, cerró sus puertas al público el pasado martes a las 13.00 horas para iniciar los preparativos del cónclave. Desde entonces, los operarios se han encargado de colocar las dos estufas, una para quemar las papeletas de los escrutinios y la otra para hacer el humo negro o blanco, y de elevar el piso para hacer un único nivel, don de se colocarán las mesas y sillas. El cónclave comenzará a las 16.30 horas, cuando los purpurados ingresen, en procesión, a la Capilla Sixtina. Antes, a las 10.00 horas, se celebrará la Misa Pro eligiendo Romano Pontífice en la Basílica de San Pedro, presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Angelo Sodano.
Dentro de la Capilla Sixtina
Encierro y secreto absoluto
Una vez que los purpurados lleguen a la Capilla Sixtina, Sodano leerá la fórmula de juramento y, a continuación, cada cardenal elector pronunciará su nombre y, poniendo la mano sobre los Evangelios, dirá: Prometo, me obligo y juro. Según la fórmula del juramento, los cardenales prometen "observar con la máxima fidelidad" el secreto tanto durante como después de la elección; juran no favorecer ninguna interferencia, y cada uno se compromete, en caso de ser elegido, a desempeñar fielmente el munus Petrinum de Pastor Iglesia Universal.
A continuación, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias pronunciará el extra omnes (todos fuera) y los no electores deberán abandonar la Capilla Sixtina. Tras la meditación, el eclesiástico encargado de pronunciarla saldrá de la Capilla junto al Maestro de Celebraciones Litúrgicas.
¿cómo se vota?
En tres fases
Los cardenales deberán emitir su voto secreto frente al fresco pintado por Miguel Angel en la pared del altar de la Capilla Sixtina, el Juicio Universal. El voto, durante el cónclave, se desarrolla en tres fases, descritas detalladamente en la constitución apostólica Universis Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996. La primera es la preliminar. Entre los presentes se sortean públicamente diversos encargos: tres asistentes electorales o estructuradores, tres infirmarii, encargados de ir a la Casa Santa Marta a recoger el voto de los cardenales enfermos y tres revisarios. Dos ceremoniarios pontificios reparten entre los electores dos o tres papeletas blancas rectangulares en cuya mitad superior aparecen impresas Eligio in Summum Pontificen (Elijo como Sumo Pontífice). Cada elector escribe en una de las papeletas el nombre de su candidato, modificando para ello su caligrafía a fin de que no se reconozca su letra.
En la segunda fase, cada elector, siguiendo un orden de rango entre los cardenales, lleva la papeleta al altar con la mano levantada, pronuncia el juramento (de haber votado a aquel que según la voluntad de Dios debe salir elegido) e introduce la papeleta en la urna colocada sobre el altar. Las papeletas en la urna son mezcladas y contadas. Si el número de papeletas no concuerda con el número de electores, se inicia inmediatamente una nueva ronda electoral. Si la cifra concuerda, se procede a un recuento público. Después, las papeletas se perforan y son atadas entre ellas con un hilo. En la tercer fase, se da a conocer el resultado de la votación, controlado por los revisores. Si la elección no ha tenido éxito, las papeletas se queman mezcladas con pez, lo que produce un humo negro que, a través de la chimenea, anuncia al mundo exterior que todavía no se ha elegido al nuevo Papa. Si se elige al nuevo pontífice, las papeletas se queman sin ningún aditivo, lo que produce humo blanco -la conocida fumata blanca-.
La fumata blanca
'Habemus Papam'
El nuevo Papa saldrá elegido por mayoría cualificada de dos tercios del cuerpo cardenalicio, es decir, necesitará 77 votos para ser elegido. Salvo hoy, si la elección fuera positiva, el humo blanco podrá esperarse en torno a las 10.30-11.00 de la mañana y a las 17.30-18.00 horas de la tarde. Si no hay elección, el humo negro se espera sobre las 12.00 horas y las 19.00. Cuando haya elección, sonarán las campanas de la Basílica de San Pedro y desde la aparición de la fumata blanca hasta el anuncio de la elección pasarán alrededor de 40 minutos, en los que se llevarán a cabo el rito de aceptación, el cambio de ornamentos y el rito de obediencia por parte de los cardenales.