caracas. "No podía hablar, pero lo dijo con los labios «Yo no quiero morir, por favor no me dejen morir», porque él quería a su país, se inmoló por su país''. Así vivió sus últimas horas de su enfermedad el presidente venezolano Hugo Chávez, según indicó ayer el jefe de la guardia presidencial, general José Ornella. Unas palabras que reproducía ayer la agencia AP. Además, Ornella indicó que el presidente, quien falleció el martes último, murió a causa de un "infarto, que le dio fulminante''. El alto oficial expresó que a pesar del esfuerzo de sus médicos, que aseguró que eran los "mejores'' de todas las parte del mundo'', el cáncer que "estaba bastante avanzado'' venció al mandatario. "Sufrió bastante. Nosotros que estábamos al lado vimos que sufrió mucho esa enfermedad. Y bueno, la historia la escribiremos y algún día alguien escribirá y algún día el médico escribirá'', agregó.
"no todos podrán verle" En la calle, más de dos millones de personas se movilizaron para ver los restos mortales del presidente venezolano Hugo Chávez, pero con la gran afluencia de gente es imposible que todos lo vean directamente, señaló ayer el ministro de Comunicación, Ernesto Villegas. "Estadísticamente, matemáticamente, es imposible que todas las personas que se han aproximado hasta acá, hasta los alrededores del Fuerte Tiuna, de la Academia Bolivariana, puedan finalmente darle un saludo directamente al presidente Chávez, hay que ser muy francos y responsables en esto", declaró Villegas.
"Se ha desbordado el pueblo venezolano, más de dos millones de personas se han movilizado a lo largo y ancho del territorio nacional, en el día de ayer y en esta jornada, y nosotros seríamos unos irresponsables si a estas alturas mantuviéramos la ilusión de que todos podrán darle un saludo directo al Comandante Chávez", admitió el funcionario.
Era una persona que la has visto gritando... No está muerto, ahora está dormido", dijo Manuel Nieves, un hombre lisiado de 47 años que entró a la capilla ardiente tras cinco horas de espera. Miles de personas pasaron la noche haciendo una interminable fila que al mediodía ya superaba los seis kilómetros. Todos soportaban el sol con tal de darle el último adiós a su comandante fallecido. Chávez falleció el martes a la edad de 58 años tras luchar contra un cáncer en la zona abdominal que le fue detectado a mediados de 2011. Permaneció desde el 18 de febrero en el Hospital Militar, luego de convalecer dos meses en La Habana, donde fue operado el 11 de diciembre. Villegas hizo un llamamiento a la comprensión de la población y a no sentir rabia y frustración a aquellos que no logren ver los restos del presidente Chávez.
Problemas logísticos Por su parte, el canciller venezolano Elías Jaua reconoció que había habido problemas logísticos para suplir de agua o servicios sanitarios a los asistentes, algo que atribuyó a que el gabinete ministerial nunca manejó el escenario de la muerte del líder bolivariano. "Nunca quisimos estar preparados para esto (la muerte de Chávez) y el equipo político jamás pensamos en planificar esto porque siempre nuestro escenario fue a la vida de Chávez, nunca a la muerte de Chávez", apuntó.
Jaua recordó que el gabinete ministerial de Hugo Chávez se negó a discutir una posible muerte del presidente porque consideraban que "le restaba energía" a su posible recuperación en su lucha contra el cáncer.
El titular de Exteriores agregó que el gobierno se encuentra planificando los detalles del traslado de los restos de Chávez a su sitio de sepulcro el viernes con el "máximo clima de disciplina", aunque no detalló el lugar donde será inhumado.
luto nacional en 16 países De igual manera, Jaua agradeció la solidaridad internacional hacia Venezuela tras la muerte de Chávez más allá de las distancias o posiciones ideológicas. "Hemos recibido 42 muestras de solidaridad de distintos países del mundo. De esos 42 países, 16 han decretado duelo nacional, cosa poca vista, hay que señalarlo, que en un país que no es el del presidente Chávez se decrete duelo nacional, eso va desde los más disímiles espectros ideológicos", dijo Jaua. El jefe de la diplomacia venezolana explicó que países gobernados por la derecha como Chile, por la izquierda como Argentina o la República Islámica de Irán, se han sumado al duelo del pueblo venezolano.
¿dónde será enterrado? El fallecimiento del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha abierto también la incógnita sobre dónde será sepultado su cuerpo y aunque ni el Gobierno ni sus familiares han informado de ello, son más y más las voces que piden que el mandatario sea llevado al Panteón Nacional donde descansan los restos del Libertador Simón Bolívar y otros próceres, ayer repetían esas palabras al ser preguntados sobre si Chávez podría ser llevado allí. "Nadie ha recibido informaciones sobre eso y si lo traen aquí, al Panteón, no será ahora. Esto está prácticamente listo, pero no como para que lo inauguren ya, así que por ahora nada de eso", dijo un soldado de la Casa Militar (guardia presidencial) que tapó su apellido impreso en el uniforme para no ser identificado.
El Gobierno aún no ha informado dónde será sepultado Chávez, en momentos en que en las filas chavistas crecen las demandas para que sea en el Panteón Nacional, situado en el centro de Caracas, a pocas cuadras del palacio presidencial de Miraflores.
La posibilidad de que Chávez sea sepultado en el Panteón Nacional despunta como otra frente de disputa, debido a que la Constitución veta esa posibilidad, al menos, por ahora. La Carta Magna de Venezuela reserva ese honor a "venezolanos y venezolanas ilustres que hayan prestado servicios eminentes a la República después de transcurridos 25 años de su fallecimiento", y ordena que la decisión sea adoptada por la AN. El presidente de la unicameral Asamblea Nacional , Diosdado Cabello, manifestó su respaldo a la posibilidad de que Chávez repose en el Panteón Nacional y anunció que desde el Parlamento hará "todo" lo posible para ello.
Por su parte, la plataforma opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) no se ha pronunciado específicamente sobre la propuesta, pero ha subrayado que todo debe ceñirse a lo que ordena la Constitución.