el aiun. Según la nueva Constitución marroquí, aprobada en 2011, los tribunales militares no pueden juzgar a civiles. Sin embargo, la madrugada del domingo, 24 saharauis fueron condenados -ocho de ellos a cadena perpetua, cuatro a 30 años de prisión y otros siete, a 25 años- por el Tribunal Militar de Rabat tras más de cien horas de juicio en nueve sesiones ininterrumpidas. Se les acusaba de la muerte de 11 agentes marroquíes durante los disturbios que siguieron al desmantelamiento del campamento de protesta de Gdeim Izik, instalado a las afueras de El Aaiún en 2010, que congregó a 20.000 saharauis. Tras siete horas de deliberaciones, cuatro jueces militares y uno civil consideraron probados los cargos de formación de banda criminal, violencia contra la fuerza pública con resultado de muerte y mutilación de cadáveres.
Para el delegado del Frente Polisario en la CAV, Mohamed Fadel Emhamed, ésta ha sido "la crónica de una sentencia anunciada". "Primero, llevan más de dos años detenidos sin ser conducidos ante ningún tribunal. Además, dos días antes del anuncio de la sentencia, hicieron un despliegue militar enorme en los territorios ocupados. Todo ello hacía prever que iba a ser una sentencia arbitraria, excesiva y desproporcionada", asegura el delegado saharaui, quien agrega: "Además de la incompetencia del Tribunal Militar, porque no tiene facultades para juzgar a personas civiles, que es el caso de los 24 saharauis, según la última Constitución aprobada por Marruecos".
La sentencia ha sido condenada ya por organizaciones de derechos humanos, entre ellas Amnistía Internacional. Asimismo, los observadores internacionales que ha asistido al juicio coinciden en la escasa solidez de las pruebas presentadas por la acusación y han criticado las sentencias alegando que se trata de un juicio político. "Los testimonios de los propios observadores internacionales que han seguido desde el primer día el juicio coinciden en que no se han respetado ninguna de las normas que regularmente asisten a los condenados, la presunción de inocencia ha estado absolutamente ausente", asegura Fadel Emhamed.
La acusación no presentó pruebas de ADN, ni informes sobre las autopsias de los cadáveres, las armas que se llevaron como prueba tras los incidentes estaban limpias, no tenían ni sangre ni huellas, y tampoco se reconoció a ninguno de los acusados en los vídeos que se mostraron. Aun así, el veredicto fue condenatorio. Para Fadel Emhamed, Marruecos está lanzando un mensaje: "Que la única salida es someterse al proyecto de autonomía que proponen como solución al conflicto. Las negociaciones con la ONU las utiliza para ganar tiempo, espera que la desmoralización y la precariedad de las condiciones haga ceder a los saharauis en su propósitos por lograr la independencia", valora.