SANTIAGO DE CHILE. Casi cuatro décadas después de su asesinato, el asesinato del cantautor chileno Víctor Jara comienza a desvelares con el procesamiento ayer de ocho ex oficiales del Ejército como responsables del homicidio. El juez especial Miguel Vásquez, de la Corte de Apelaciones de Santiago de Chile, se refirió a la falta de colaboración para explicar la lentitud del proceso. "Desde un principio ha habido distintas líneas de investigación. Luego de reunir muchos antecedentes hay un momento en que uno debe avanzar dictando esta resolución", señaló el magistrado chileno a los periodistas.

Los procesados son los tenientes Hugo Sánchez y Pedro Barrientos, a quienes el juez Vásquez identifica como los ejecutores del homicidio, así como los oficiales Roberto Souper, Raúl Jofré, Edwin Dimter, Nelson Hasse Luis Bethke y Jorge Smith Gumucio, quienes cumplen prisión preventiva en un batallón de la policía militar, como cómplices. En el caso del teniente Barrientos, el magistrado ha solicitado una orden de arresto internacional, ya que reside en el estado estadounidense de Florida.

Hace un tiempo, un equipo del canal Chilevisión dio con Barrientos en Estados Unidos, donde el exoficial, que según fuentes judiciales sería el famoso El Príncipe, señalado desde hace tiempo como el autor material del homicidio, negó cualquier implicación en el caso. Hace unos años, Edwin Dimter Bianchi también fue señalado como El Príncipe por un grupo de manifestantes. Bajo la autoridad del juez Juan Eduardo Fuentes Belmar, en 2007 se realizó una investigación y se acusó de los hechos a José Paredes, que en 1973 era un recluta del Ejército chileno de 18 años, y al coronel retirado Mario Manríquez, responsable del centro de detención que quedó fuera del procesamiento como autor de la orden de asesinato, tal y como apuntaban los familiares de Jara y organizaciones de los derechos humanos.

Oscuro capítulo Víctor Jara fue detenido el 12 de septiembre de 1973, un día después del golpe de Estado de Augusto Pinochet contra el presidente Salvador Allende, junto a centenares de alumnos, trabajadores y profesores en la Universidad Técnica del Estado (UTE), la actual Universidad de Santiago, en la que se desempeñaba como docente. Todos fueron llevados al Estadio Chile, habilitado como centro de detención, donde Víctor Jara, tras ser reconocido por los militares, fue separado de los demás prisioneros y sometido durante varios días a torturas, como quemaduras con cigarrillos, simulacros de fusilamientos y la fractura de sus manos con golpes de culata. El artista, según la resolución de ayer, "fue agredido físicamente, de forma permanente, por varios oficiales". El 16 de septiembre, el Estadio Chile fue vaciado de prisioneros, con excepción del cantautor y de Littré Quiroga Carvajal, quien fuera directo de la Empresa de Ferrocarriles del Estado durante el Gobierno de Allende (1970-1973). Ambos fueron llevado a un recinto subterráneo y acribillados a tiros.

En 1990, la Comisión de Verdad y Reconciliación determinó que Víctor Jara fue acribillado con 44 disparos y que fue arrojado a unos matorrales en los alrededores del Cementerio Metropolitano. Después fue llevado al depósito de cadáveres, donde le asignaron las siglas NN, y donde más tarde sería identificado por su esposa, la coreógrafa de origen británico Joan Turner. Sus restos fueron enterrados en el Cementerio General de Santiago de Chile en presencia únicamente de su viuda y del conductor de la carroza fúnebre. En 2009, la Justicia chilena ordenó la exhumación del cuerpo y, una vez finalizados los estudios forenses, sus restos permanecieron en la sede de la Fundación Víctor Jara del 3 al 5 de diciembre, tras lo cual recibió sepultura en el Cementerio General de Santiago de Chile en una procesión fúnebre que congregó a más de 12.000 personas.

En la actualidad, el Estadio Chile lleva el nombre de Estadio Víctor Jara, lugar en el que hay una placa en su honor con el último poema que escribió durante sus días de cautiverio.