El Cairo. La violencia volvió a cebarse ayer con los civiles en Siria, donde una veintena de personas, entre ellas mujeres y menores, murió en una localidad del norte por un bombardeo del régimen del presidente Bashar al Asad, que esta semana ha sufrido un duro golpe después de confirmarse la deserción del jefe de la Policía Militar. El número exacto de víctimas por el ataque en la población de Al Qahtaniya, situada en el oeste de la provincia de Al Reqa, fronteriza con Turquía, es todavía confuso. Mientras que los opositores Comités de Coordinación Local señalaron que 29 personas perecieron -entre ellas, 17 menores y 3 mujeres-, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos apuntó que los fallecidos fueron veinte, de los que ocho eran niños y tres mujeres. La Comisión General de la Revolución ofreció solo la cifra de menores muertos, que indicó que fueron 17.
El Observatorio, que citó a activistas sobre el terreno, explicó que los efectivos del régimen lanzaron ayer más de quince proyectiles contra granjas de Al Qahtaniya, en represalia por un ataque la noche del martes de los combatientes rebeldes contra un almacén de bombonas de gas, ubicado a 3 km de la localidad. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos destacó que los insurgentes que llevaron a cabo el asalto procedían de las inmediaciones de Alepo, la segunda ciudad del país árabe, ya que en Al Qahtaniya no hay presencia rebelde, aunque sí hay una brigada de las fuerzas del régimen.
Los Comités de Coordinación Local precisaron que fue la artillería del Ejército gubernamental la que disparó contra la población local. Los opositores han difundido un vídeo en Youtube, de 38 segundos de duración, con imágenes de las supuestas víctimas de la tragedia en el que aparecen varios cadáveres de menores tendidos en el suelo de una habitación.
Estas informaciones no han podido ser verificadas de forma independiente debido a las restricciones impuestas por las autoridades sirias a los periodistas para trabajar. Desde marzo de 2011, han muerto 45 personas en Siria.