Gaza. El enfrentamiento político y militar entre palestinos e israelíes se ha agudizado este año, de forma que se han reducido las oportunidades de alcanzar una paz que ponga fin al histórico conflicto en Oriente Medio. El año que acaba no ha logrado romper la dinámica en el estancado proceso de paz, mientras Israel continúa sus planes de construcción de asentamientos, que los palestinos consideran un obstáculo a la solución de dos estados. Mientras la comunidad internacional no ha logrado persuadir a Israel de que suspenda su expansión colonial, los palestinos lograron una victoria en el terreno diplomático cuando la ONU elevó el rango de su representación al de estado observador.

Los palestinos afirman que el nuevo estatus se basa en el principio de una solución de dos estados sobre las fronteras previas a la guerra de 1967, situación que permitirá a Palestina adherirse a 16 organizaciones de la ONU, incluido el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. "El amplio apoyo que los palestinos lograron cosechar animará al liderazgo palestino a presionar a la comunidad internacional para que se implique seriamente en la reanudación del proceso de paz en Oriente Medio", afirma George Jackman, presidente de la Asociación Palestina para Estudios Demográficos.

En este sentido, los palestinos ultiman una propuesta en forma de ultimátum que lanzarán en enero a la comunidad internacional y a Israel. El negociador palestino, Saeb Erekat, ha adelantado que ofrecerán retomar las conversaciones en el punto que se quedaron en 2008 (algo a lo que Israel se opone), la paralización de la construcción de asentamientos (el Gobierno de Netanyahu respondió a la iniciativa en la ONU con el anuncio de la construcción de 3.500 viviendas en la denominada zona E1, un asentamiento que bloquea la formación de un futuro Estado palestino al romper la continuidad territorial entre Cisjordania y Jerusalén Este; además, este mes ha aprobado la construcción de otras 1.500 viviendas en Ramat Shlomo, un barrio de colonos de Jerusalén Este, un proyecto que había sido congelado tras haber desencadenado una crisis diplomática con Estados Unidos en 2010) y la liberación de los presos palestinos anteriores a los acuerdos de Oslo de 1993. Esta propuesta es, además, un ultimátum, ya que si Israel no la acepta, Erekat asegura que "los palestinos nos defenderemos por otros medios; es decir, la "legislación internacional y las instituciones internacionales".

Pese a las quejas de que no reciben suficiente apoyo político y financiero del mundo árabe frente a Israel, que decidió imponer sanciones punitivas tras la votación en la ONU, los palestinos han regresado a la palestra del mundo árabe e islámico tras su hazaña diplomática, devolviendo su problema a la agenda internacional por primera vez desde el comienzo de la Primavera Árabe. Entretanto, Israel se dirige a las urnas el 22 de enero, y las encuestas predicen que de ellas saldrá otra vez un ejecutivo derechista liderado por el primer ministro Benjamín Netanyahu.

Samir Awad, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Bir Zeit, en Cisjordania, afirma que los palestinos no cuentan con los resultados de los comicios legislativos en Israel, que "no tiene interés en alcanzar una solución verdadera y global en la región". "Después de 2012 creo que los palestinos tenemos más recursos que los que antes, y Europa y Estados Unidos entienden que deben actuar de inmediato para rescatar el proceso de paz porque el actual vacío político llevará a una violencia ilimitada", vaticinó.

Conflicto armado Dos semanas antes del éxito en la ONU, Israel lanzó la operación Pilar Defensivo en Gaza, que se inició con el asesinato de Ahmed Yabari, jefe del brazo armado del movimiento islamista Hamás, que gobierna la franja. La ofensiva dejó un balance de 180 palestinos y seis israelíes muertos. De acuerdo a Mejemer Abu Seda, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Al-Zahra, de Gaza, la ofensiva ayudó a reforzar a Hamás y la convirtió en la facción más poderosa en encabezar la resistencia.

"El desempeño de Hamás en la guerra con Israel le valió importantes apoyos de palestinos, árabes e islámicos en el mundo", subraya en alusión a las numerosas delegaciones que visitaron la franja tras la guerra. El cese del fuego dio paso también a la visita histórica del dirigente de Hamás, Jaled Meshal, a Gaza. Frente a decenas de miles de seguidores abogó por no reconocer nunca a Israel y seguir la lucha armada como única vía para recuperar los derechos nacionales. Hamás sí apuesta, por el contrario, por una reconciliación con Al Fatah, una posibilidad que el analista político del Centro Badil de Investigaciones, Hani al-Masri, ve aún lejana. "Creo que los esfuerzos para acabar con la actual división fracasarán porque no se basan en una visión estratégica capaz de hacer frente a los actuales retos políticos", sostiene.