Jerusalén. Tras el último enfrentamiento entre Israel y las milicias palestinas de la franja de Gaza, el presidente palestino, Mahmud Abbas, lucha ahora por el reconocimiento del Estado palestino en la Asamblea General de las Naciones Unidas. El éxito de su iniciativa en Nueva York se da por asegurado, aunque sobre el terreno todo sigue dependiendo de Israel. "Estamos seguros de que el mundo libre nos apoyará", afirmó Abbas poco antes de partir hacia Estados Unidos. Está previsto que una mayoría de los países de la Asamblea General -entre ellos Francia, España, Suiza y Dinamarca- respalde hoy la propuesta para reconocer al Estado palestino como miembro observador, el mismo que tiene el Vaticano.

Y a pesar de que las consecuencias serán limitadas, otra parte del mundo libre está en contra de ese paso, como Estados Unidos y Alemania. Gran Bretaña, por su parte, sigue condicionando su apoyo a que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de que regresará inmediatamente a la mesa de negociaciones y que no perseguirá a Israel en el Tribunal Internacional de Justicia, al que tendrá acceso si la propuesta sale adelante. Los países que se niegan al reconocimiento de Palestina como estado miembro observador de la ONU temen posibles acciones punitivas por parte de Israel, que no quiere oír hablar de un Estado palestino antes de alcanzar de un acuerdo de paz.

Pero ante todo, Israel teme que tras adquirir el nuevo estatus, los palestinos lleven ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya a soldados y funcionarios israelíes debido a la política de asentamientos en territorio palestino. Si hoy se aprueba el nuevo estatus, a los palestinos se les abrirán además las puertas de muchas más instituciones de la ONU, en algunas de las cuales ya están representadas, como la Unesco, de la que es incluso miembro pleno. Hasta hace poco, Israel amenazaba con la rescisión de los Acuerdos de Paz de Oslo y con la anexión de los asentamientos de Cisjordania.

Según algunos medios, esa opción ya no estaría sobre la mesa, pero Israel podría congelar durante dos o tres meses la transferencia a Ramala de los impuestos y aranceles que recauda a las mercancías que entran a Cisjordania a través de puertos israelíes. Según el diario Haaretz, la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, desaconsejó sin embargo ese tipo de sanciones, que podrían suponer el fin de la ANP. El reciente conflicto vivido en Gaza entre Hamás e Israel cambió notablemente el escenario político en Oriente Medio. Los numerosos ataques aéreos sobre objetivos en la franja no mejoraron la imagen de Israel en el mundo. Y, a pesar de las pérdidas humanas y materiales, Hamás salió fortalecida del conflicto. Abbas, que reconoce a Israel y reniega de la violencia, necesita ahora apoyo, opinó en The New York Times el ex viceministro de Exteriores israelí Jossi Beilin, uno de los arquitectos de los acuerdos de paz en Oriente Medio. Pero, además, la reciente tregua alcanzada con la mediación de Egipto y Estados Unidos tuvo otras consecuencias sorprendentes.

Apoyo de Gaza Hamás, que según su acta fundacional quiere liberar toda Palestina y niega el derecho de existencia de Israel, apoya ahora la iniciativa de Abbas en Nueva York. Los islamistas estaban hasta ahora en contra de llevar el caso ante Naciones Unidas, ya que la iniciativa supondría implícitamente el reconocimiento del Estado de Israel. Pero, por otro lado, Hamás ofreció en varias ocasiones a Israel una "hudna" a largo plazo, una especie de tregua de hasta 20 años. Y aunque no acepta a Israel, al menos supondría una convivencia pacífica, y quizás la próxima generación podría sellar la paz. El Gobierno israelí desconfía de ese tipo de ofertas y parte del ala dura de Hamás sigue rechazando la petición ante la ONU. "La iniciativa ante la ONU equivale a una renuncia oficial al territorio del Israel actual", denuncia uno de los integrantes más relevantes del sector duro de Hamás, Mahmud Sahar. Aún así, hay un nuevo acento en la relación entre Hamás e Israel.

Los islamistas están haciendo todo lo posible para que se mantenga la tregua. Por su parte, Israel amplió la zona de libre pesca ante la franja de Gaza y permite que los agricultores accedan a sus terrenos lindantes con el muro erigido junto a la franja. Integrantes de Hamás patrullan además la zona para mantener alejados a posibles manifestantes y evitar nuevos muertos, como sucedió poco después de que se decretase la tregua. Una vez consiga el voto positivo de la ONU, Abbas quiere negociar con Israel. Pero allí se celebrarán elecciones el próximo 22 de enero, así que será el próximo Gobierno el que decida si quiere sentarse a hablar o seguir actuando como hasta ahora.