Madrid. El presidente egipcio, Mohamed Mursi, insistió ayer en que su declaración constitucional es temporal y que no pretende concentrar poderes, al tiempo que hizo un llamamiento a las distintas fuerzas políticas para lograr un consenso en la Constitución.

En un comunicado, la Presidencia egipcia defendió el citado decreto, que blinda todas las decisiones de Mursi ante la Justicia, y subrayó que busca "cumplir con las aspiraciones del pueblo egipcio y proteger el camino de una exitosa transición democrática".

"La Presidencia reitera la naturaleza temporal de las citadas medidas, que no pretenden concentrar poderes, sino evitar los intentos de socavar dos cuerpos elegidos democráticamente (la cámara alta del Parlamento y la Asamblea Constituyente) y preservar la imparcialidad de la judicatura", dice el texto. Además, hace hincapié en su compromiso de que todas las fuerzas políticas lleven a cabo un diálogo democrático para "alcanzar un consenso nacional en la Constitución, que es la piedra angular de las instituciones modernas de Egipto".

CHOQUES EN TAHRIR Las últimas decisiones del presidente egipcio han ahondado la brecha existente entre sus simpatizantes y detractores en la plaza cairota de Tahrir, en cuyas inmediaciones prosiguieron ayer los choques esporádicos entre policías y manifestantes. Los enfrentamientos se registraron cerca de la calle Qasr al Aini, que da acceso a las sedes del Parlamento y el Consejo de Ministros, y que ahora está protegida con un nuevo muro de hormigón.

En la contigua plaza de Simón Bolívar, decenas de jóvenes lanzaron piedras contra los efectivos de seguridad, que respondieron con gases lacrimógenos, lo que dejó varios heridos por asfixia y contusiones en los hospitales de campaña improvisados en Tahrir.

A la entrada de una de esas tiendas, Karim Matar, miembro del histórico partido liberal Al Wafd, destacó que se quedará allí "hasta que Mursi vuelva a la senda de la democracia".

Matar consideró que el islamista "no ha actuado por amor a Egipto, ya que no deja de dirigir una dictadura como era antes la de los militares".

El centro de la capital era ayer un hervidero de personas que comentaban sus diversas posturas en corros y se paseaban entre banderas de movimientos juveniles, partidos liberales y otras anónimas que pedían "la dimisión del Gobierno".

La joven universitaria Raduas Ismail, que confesó estar allí por mera curiosidad, aseguró que "el 'rais' está intentando mejorar el país, pero muchos no quieren que haga nada y por eso no va a durar mucho tiempo".

Otras muestras de apoyo a Mursi fueron organizadas en los últimos días por los Hermanos Musulmanes y el Partido Libertad y Justicia, a los que pertenecía el islamista antes de ser presidente, mientras que la fragmentada oposición ha optado por hacerle frente al Gobierno.