Ciudad de Guatemala. La cifra de muertos por el terremoto del pasado miércoles en Guatemala asciende ya a medio centenar de personas, mientras que otras 22 seguían ayer desaparecidas y 1,2 millones resultaron afectadas, según un informe del el presidente Otto Pérez Molina. El mandatario guatemalteco anunció también que había decretado el "estado de calamidad" en los departamentos de San Marcos, Quetzaltenango, Quiché y Huehuetenango, los más afectados por el seísmo de magnitud 7,2 en la escala de Richter.

La medida, que durará 30 días y que prohíbe las concentraciones, la libre circulación, espectáculos públicos y la portación de armas, permitirá al Gobierno centroamericano atender de una forma más rápida la emergencia causada por el terremoto. "Tristemente el número de fallecidos va en aumento", expresó el mandatario en una rueda de prensa ofrecida en la sede de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), en el sur de la capital guatemalteca.

El gobernante precisó que 5.251 personas se encuentran damnificadas, otras 2.966 fueron evacuadas de sus casas y que de ellas solo 762 se encuentran en albergues temporales. Unas 2.263 viviendas registran daños y muchas quedaron inhabitables, aseguró.

El presidente guatemalteco añadió que más de 1,2 millones de personas en diferentes regiones del país resultaron afectadas por el seísmo debido a interrupciones en los servicios de agua potable, energía, comunicaciones y transporte aunque, anunció, que ya han sido restablecidos en su mayoría. Los cuerpos de socorro reanudaron la mañana de ayer las labores de rescate en las zonas del noroeste de Guatemala devastadas por el seísmo.

El epicentro del terremoto, que también se sintió con fuerza en El Salvador y México, fue ubicado a 200 km al suroeste de la capital guatemalteca, frente a las playas de Champerico, en el departamento sureño de Retalhuleu. Solo el miércoles hubo 29 réplicas, que provocaron el pánico entre la población. La televisión local mostró escenas dramáticas cuando el presidente llegó a San Marcos, departamento con el mayor número de fallecidos y destrucción, y lo primero que se encontró fue con una mujer que lloraba por su pequeño nieto sepultado bajo los escombros de su casa.

El llanto silencioso de la mujer impactó al mandatario guatemalteco y a sus ministros que lo acompañaban. Una familia de ocho miembros fallecida fue uno de los casos más dramáticos. Mientras, en la capital, los guatemaltecos recuperaban ayer la normalidad, después que la mayoría de las instituciones suspendieron las labores el miércoles tras el seísmo, al igual que el sistema de justicia.