Carteles de los candidatos acaparaban las aceras del frente de uno de los centros de votación de Arglinton, al norte de Virginia. De los candidatos presidenciales Barack Obama y Mitt Romney, pero también de aspirantes a senador, congresista o concejal. Dentro, la misma estampa que se repetía en todo el país: una larga cola de espera para votar en una de las contiendas más reñidas de los últimos tiempos.

Gloria y su amiga, las dos jubiladas, aguardaban pacientemente su turno. "Nos han dicho que el tiempo de espera es una hora y media", señaló sin estar molesta por ello. Para ella, Obama es mejor candidato, ya que defiende los derechos de las mujeres y protege a las familias de la clase media. Un poco más atrás, Jeff tampoco se quejaba de la larga espera. "Es parte del proceso. Mejor que en muchos países donde no pueden votar", afirmó con buen humor y aseguró que le gusta el mandatario demócrata porque "tiene un mensaje más consistente" que Romney.

Dos jóvenes a su lado parecían no estar de acuerdo con su afirmación. "Al principio Romney tuvo que convencer a las bases y ahora ha moderado un poco su visión pero sin ser incoherente", dijo Peter Parente, estudiante universitario. Su compañero, Michael Shore, añadió que el candidato republicano "trabajará mejor con el partido de la oposición" para solucionar los problemas del país y remarcó su "gran experiencia en el sector privado".

Virginia fue, junto Florida y New Hampshire, uno de los primeros estados en cerrar sus colegios electorales. Obama confiaba en ciudades como Arlington para repetir su histórica victoria de 2008, cuando se convirtió en el primer candidato demócrata en ganar este estado del sur desde 1964. La población del norte de Virginia ha cambiado en los últimos años gracias a su buena situación económica y, hoy, es más urbana, diversa y liberal.

Una victoria de Obama La mayoría de los votantes consultados creían que el presidente demócrata tenía muchas posibilidades de ganar ayer la reelección. Algunos republicanos también creían que Obama partía desde una mejor posición en las encuestas, aunque esperaban dar la sorpresa. "Los sondeos inflan la intención de voto por el presidente", afirmó Shore.

"Nuestro barrio es bastante conservador, normalmente vota republicano pero parece que la participación va ser mejor que en el año 2008. Esto es bueno para Barack Obama, ya que quiere decir que los demócratas están votando", explicó Tamara Benson, voluntaria para la campaña del presidente y que perdió su trabajo hace más de tres años. "No es fácil encontrar trabajo pero sigo confiando en Obama", dijo mientras daba información a los votantes sobre su partido.

Benson estuvo en contra de la guerra de Irak y cree que las políticas económicas de los republicanos dañan a la clase trabajadora. "El Partido Demócrata no es perfecto, pero es el mejor para llevar adelante este país", afirmó esta madre de una joven de 19 años a la que no le gusta ninguno de los dos partidos. "Entiendo su posición, pero esto es un sistema bipartidista y si vota por el partido Verde, su voto se perderá. Obama tiene que ganar".

Los resultados de Virginia se esperaban ayer por la noche muy reñidos. "Este año parece que más gente va a votar", vaticinaba Joe Houston, uno de los trabajadores del centro de votación y que ha trabajado en numerosos comicios. "Me encanta el día de la votación. Ver a la gente votar y que todo funciona como lo ha planeado", afirmó. Según Houston, las largas colas son debido a la multitud de decisiones que deben hacer los votantes en un solo día. "Todos saben qué candidato quieren como presidente o como senador, pero luego llegan aquí y se encuentran preguntas sobre enmiendas a la constitución de Virginia y no saben qué votar. Eso retrasa la votación", aseguró tras explicar a un votante cómo funciona la máquina de votación.

El Centro para el Estudio del Electorado Americano estimaba ayer que la participación sería de un 58%, cuatro puntos menos que en 2008. Su director, Curtis Gans, afirmó en el diario Boston Globe que calculaba que unos 127 millones de personas votaría. La gran preocupación de la campaña de Obama es una baja participación y, por ello, una legión de voluntarios se desplazaron en los estados clave para movilizar a los votantes demócratas.

Es el caso de Sandra Viviana Arboleda, una ciudadana colombiana casada con un estadounidense que vive en College Park, Maryland, un estado tradicionalmente demócrata. El pasado fin de semana, ella y su marido realizaron un viaje de más de cinco horas para pedir el voto por Obama en Columbus, Ohio. Y es que el presidente necesitaba ayer una victoria en este estado para asegurar su triunfo. "Creo que mi responsabilidad como integrante de la comunidad de inmigrantes de este país es actuar, apoyar y velar por los derechos de los inmigrantes. Y creo que eso es lo que Barack Obama seguirá haciendo en su segundo mandato".

Fuera del centro de votación de Arlington, la voluntaria de la campaña de Romney Susan Clark advertía a unos jóvenes sobre el riesgo de votar por Obama. "Nos llevará al socialismo", aseguraba esta mujer nacida en Nápoles, Italia, que llegó a Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial. A pesar de las encuestas, confiaba en una gran victoria republicana.