Trípoli. El Ejército libio reforzó ayer su presencia en la ciudad de Bani Walid, al sureste de Trípoli, que da la impresión de haberse convertido en una ciudad fantasma después de casi tres semanas de combates entre fuerzas regulares y milicias rebeldes leales al fallecido dictador Muamar Gadafi. Cientos de soldados y milicianos progubernamentales patrullan la ciudad y sus alrededores mientras aviones militares sobrevuelan la zona para asegurarse de que en la ciudad no quedan más combatientes insurrectos. Los jefes militares prohíben la entrada a la ciudad, de la que miles de familias huyeron de los combates en las semanas pasadas, y solo autorizan la entrada de periodistas tras una larga espera.

Según un oficial de campo de la brigada progubernamental Deraa Libia, los "forajidos", en referencia a rebeldes que se hicieron fuertes en la localidad, han huido a un lugar desconocido. El oficial, que habló bajo condición de anonimato, agregó que desde el martes, cuando las fuerzas regulares retomaron el control de Bani Walid, situada a un centenar de kilómetros de Trípoli, no se ha registrado ningún enfrentamiento.

"Bolsas de resistencia" No obstante, reconoció que quedaban "algunas bolsas de resistencia" cerca del aeropuerto de la ciudad y en la región próxima de Dahra. El miliciano agregó que las operaciones de rastreo todavía continuaban por todas las calles de la ciudad. Su atención se centra en los tejados, especialmente de los edificios altos, por miedo a que puedan albergar todavía francotiradores. En el centro de la ciudad, al igual que en el resto de barrios, decenas de militares y milicianos leales al actual régimen festejan con tiros al aire la toma de esta ciudad, uno de los últimos bastiones del régimen de Gadafi en caer en manos de los rebeldes.

Por las calles no se perciben rastros de combates, aunque no hay cobertura para los móviles y al menos una central eléctrica que abastecía la ciudad está totalmente calcinada. Mientras los militares y las fuerzas gubernamentales celebran la recuperación de la villa, una misión sanitaria compuesta por médicos y enfermeros ha comenzado los trabajos para recuperar las infraestructuras sanitarias.