Las elecciones celebradas el domingo en Bélgica fueron locales pero pocos dudan de que las consecuencias del resultado se podrán observar en año y medio a nivel federal, en las elecciones legislativas previstas para junio de 2014. El rotundo triunfo de los nacionalistas de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), especialmente en la simbólica ciudad de Amberes, la más importante de Flandes y gobernada desde hace más de 80a años por los socialistas, augura el fin de una hegemonía y el trampolín que el presidente de la formación, Bart de Wever, buscaba para obtener el apoyo que permita hacer realidad su sueño: poner en marcha la evaporación de Bélgica.

El resultado de los comicios se ve, sin embargo, muy distinto al norte y al sur del país, en Flandes y en Valonia, dos mitades que viven de espaldas la una a la otra, con idiomas distintos, radiotelevisiones distintas y partidos políticos diferentes. En Flandes todos los diarios destacaban ayer el "triunfo total" de un partido escasamente representado hace apenas cuatro años y que en este pequeño lapso de tiempo se ha convertido en una fuerza arrolladora "imparable" tanto a nivel local como en el conjunto de la rica Flandes. Es "el primer partido principal pero sobre todo el nuevo partido popular flamenco", comentaba ayer en De Morgen Wouter Verschelden.

También el diario más leído al norte del país, Het Laatse Nieuws, constataba que aunque los otros tres grandes partidos flamencos -democristianos del CD&V, Liberales del Open VLD y socialistas- siguen vivos, en términos políticos, lo cierto es que todos han reculado ante la imparable fuerza de los nacionalistas que ha conseguido acaparar una buena parte del voto que antes se iba a la extrema derecha del Vlaams Belang. Para el editorialista de este diario, Luc Vanderkeulen, el resultado del domingo aumenta la presión sobre el resto de fuerzas políticas flamencas y pone de manifiesto que al gobierno federal que lidera el socialista Elio di Rupo, y del que no forma parte la N-VA pese a haber ganado los comicios legislativos en Flandes en las últimas elecciones, no le queda más remedio que acelerar la puesta en marcha de las reformas exigidas por los electores del norte.

Al sur del país, sin embargo, las lecturas son variadas. "Bart de Wever ha tomado los mandos de un tren de alta velocidad flamenco cuyo destino no es otro que la muerte de Bélgica", comentaban ayer los diarios francófonos del grupo Sudpresse. "Es el gran vencedor del día, indiscutible, imperial", reconocía el diario La Libre Belgique para quien la marea negra y amarilla demuestra que el resultado no es ni un accidente ni una distracción. "La N-VA es el gran partido popular que las demás formaciones políticas sueñan en convertirse", escribía. Para Le Soir el resultado es preocupante porque "es extremadamente y potencialmente desestabilizador para el país".

Minimizar el resultado Sin embargo, en general y salvo algunas excepciones, la clase política francófona se enzarzó ayer en un intento de negación minimizando el resultado y destacando que De Wever no es más que un alcalde y que no fueron elecciones legislativas. "De Wever es burgomaestre y se cree emperador", criticaba ayer el ecologista Olivier Deleuze. "Cree que puede decidir por todo el mundo si hemos cruzado un punto de no retorno. Lo vimos trabajando durante 500 días. Es una persona con grandes dificultades para admitir a otros que piensen distinto a él. Si Bart de Wever quiere negociar que lo haga consigo mismo", añadía en relación a la reivindicación nacionalista de avanzar hacia una Bélgica confederal. Tampoco los democristianos valones quisieron ayer dar aire a la victoria nacionalista. "No es con miedo como vamos a hacer progresar la vía diaria de nuestros ciudadanos y el futuro de nuestro país", advirtió Benoit Lutgen. "No importa si Bart de Wever obtiene un mal o buen resultado o que diga lo que quiere decir. Lo que nos tiene que preocupar cada día es el desafío ante la crisis financiera, social y económica El hecho de que haya habido en Amberes una progresión de la N-VA no entraña la desestabilización del país", añadió.