Ciudad del Vaticano. Todo está preparado en el Vaticano para que hoy comience el juicio al exmayordomo del papa, Paolo Gabriele, acusado del robo con agravantes de documentos reservados de Benedicto XVI, un proceso que se ha convertido ya en el más mediático de la historia de la Iglesia Católica. En medio de una gran expectación, el juicio comenzará a las 09.30 horas en la Oficina Judicial, un sala austera, con mesas oscuras y colores apagados, ubicada en un edificio cercano a la Basílica de San Pedro, y de momento se desconoce el tiempo que durará. En la Santa Sede, según fuentes vaticanas, se espera que dure pocos días, ya que desean cuanto antes dar carpetazo a un tema que solo ha ocasionado problemas.

En realidad, el papa tendrá estos días cosas mejores que hacer que estar atento al proceso, y es que comienza en Roma un importante sínodo episcopal, el año de la fe convocado por Benedicto XVI, en el que beatificará a siete beatos. El juicio se abre como muchas dudas, ya que es la primera vez que el Estado de la Ciudad del Vaticano -creado con los Pactos Lateranenses de 1929- afronta un proceso penal de esta envergadura. Anualmente se celebran en el Vaticano una treintena de juicios, pero de carácter menor, ya que son de carteristas y pequeños robos ocurridos en la plaza de San Pedro y en la basílica vaticana.

Además de Gabriele, de 46 años, conocido como Paoletto y que puede ser condenado a hasta cuatro años de cárcel, también será juzgado el técnico informático Claudio Sciarpelletti, de 48 años, acusado de encubrimiento, que puede ser condenado a un máximo de un año. "Será un juicio justo", aseguró Giovanni Giacobbe, fiscal del tribunal de apelación del Vaticano, quien precisó que el papa, como jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano, puede ejercer en cualquier momento su prerrogativa de perdonar al infiel mayordomo, aunque el que no lo haya hecho hasta ahora es la señal de que desea que se llegue hasta el fondo del caso.

Aunque Paoletto ya se ha declarado culpable, eso no influirá en los jueces, ya que quien se confiesa culpable puede estar en realidad encubriendo a otras personas. Fuentes de la familia dijeron a los medios italianos que el exmayordomo está muy preocupado por la repercusión que el caso puede tener para sus tres hijos, que siguen viviendo en el domicilio familiar en el Vaticano. Paoletto, que se encuentra bajo arresto domiciliario, sigue cobrando su sueldo mensual, confirmaron a Efe fuentes vaticanas.

Medios No habrá grabaciones de vídeo o audio, ni transmisión de imágenes o sonido, y solo una cifra limitada de medios de comunicación podrán ser testigos del proceso, cuyo trasfondo provocó una nueva crisis en el Vaticano, tras el escándalo desatado por los abusos destapados de miembros de la Iglesia.

El juicio comenzará con el informe del juez relator y después intervendrá la defensa. A continuación se pasará a la requisitoria del fiscal y se concluirá con la arenga defensiva de los imputados, que como contempla la Justicia vaticana son siempre los últimos en intervenir. En el caso de que ambos sean condenados a penas de cárcel, cumplirían la condena en prisiones italianas, ya que la Ciudad del Vaticano no tiene una penitenciaría, solo varias celdas de seguridad.

Durante el juicio podrán ser llamados varios testigos, ya que la investigación aparecen eventuales cómplices que se ocultan bajo las letras X y W. No se descarta que pueda ser llamado también el secretario particular del papa, Georg Ganswein, de cuyo despacho durante varios años robó y fotocopió Paoletto los documentos filtrados a la prensa y publicados en el escandaloso libro Sua Santit, del periodista italiano Nuzzi Gianluigi.

Entre los documentos que vieron la luz, algunos hablaban de un supuesto complot para asesinar al papa y disputas internas para ocupar su puesto, así como de negocios poco transparentes en el banco vaticano IOR, ya muy desacreditado por escándalos anteriores. Y entre los nombres que aparecían una y otra vez en el texto estaba el del secretario cardenalicio Tarcisio Bertone.

Normas El Estado de la Ciudad del Vaticano tiene como fuente normativa el Código de Procedimiento Penal italiano de 1913, conocido como Zanardelli, y el Código Penal de 1889, de Humberto I. Según Giacobbe, aunque son tan antiguos que casi es imposible encontrar volúmenes y hay que hacer fotocopias, dan prioridad a la defensa de las personas, en lugar de la defensa del Estado como contemplan los siguientes códigos italianos. Al juicio asistirán varias decenas de personas, ya que es público. También asistirán ocho periodistas de todo el mundo, entre ellos la Agencia Efe. No se permitirá la entrada de cámaras de televisión, radios, grabadoras, teléfonos y otros medios de comunicación. Con este juicio no concluyen las investigaciones sobre el robo de documentos ni tampoco se excluye la posibilidad de que Paoletto tuviera cómplices. Gabriele ha admitido haber cometido el delito y, según los documentos del proceso, aseguró que actuó "por orden" del Espíritu Santo para desvelar el mal y la corrupción que hay en el Vaticano así como para defender al pontífice.