Pekín. Decenas de miles de personas salieron ayer a las calles en toda China para mostrar su rechazo a Japón, en una nueva oleada de las manifestaciones antiniponas de los últimos días al cumplirse un aniversario sensible en plena disputa sobre la soberanía de las islas Diaoyu. Ayer se cumplían 81 años del incidente de Mukden, que dio pie a que Japón invadiera el territorio chino de Manchuria, un episodio que China considera una humillación y que desencadenaría una guerra entre los dos países que no concluyó hasta el fin de la II Guerra Mundial.

La conmemoración de este aniversario se combinó con la escalada en la disputa por las Diaoyu -conocidas como Senkaku por Japón- para que los chinos volvieran a salir ayer a la calle tras un fin de semana de grandes manifestaciones. La embajada de Japón en Pekín, punto neurálgico de las protestas en todo el país, volvió a sufrir los ataques de los ciudadanos chinos que, a su paso por la legación, volvieron a lanzar huevos y botellas al inmueble.

Una estela de banderas rojas acompañó a los manifestantes, así como retratos del que fuera líder del país Mao Zedong, al que también dedicaron proclamas como "Mao, despierta". En una larga avenida cortada al tráfico y bajo un fuerte control policial y militar, los ciudadanos coreaban "Las Diaoyu son chinas" o insultaban al país vecino con pancartas en las que se podía leer: "Japón, enanos".

El incremento de la seguridad respondió al temor de las autoridades frente a una escalada de violencia en sus calles, después de que algunas protestas se recrudecieran el fin de semana. El Gobierno local de Pekín quiso adelantarse ayer al mandar un mensaje de móvil a todos sus ciudadanos instándoles a protestar "de manera racional".

La prensa estatal también instó a la población a ser prudente en "sus demandas", si bien no abandonó el tono patriótico que le caracteriza. Algunos, como el oficial China Daily, recordaban la época de 1931 al señalar que "las acciones de Japón recordaban al pasado", en uno de sus editoriales publicados ayer. ¿Qué harías tú si uno de tus enemigos históricos te robara parte de tu territorio? Tenemos que mostrar nuestro enfado", comentó una joven universitaria, de apellido Zhong, que participó en las protestas de la capital china.

Tiendas japonesas, apedreadas La indignación de los chinos motivó que las concentraciones se extendieran por todo el país como en Shanghai o Chengdu. Numerosas firmas japonesas decidieron cerrar sus comercios, restaurantes e, incluso, parar la producción de sus fábricas en China. Es el caso de Panasonic, que confirmó haber recibido ataques en sus plantas de la ciudad costera de Qingdao o en Shuzou, o firmas de automoción como Honda o Toyota. En Pekín, una famosa cadena de ultramarinos decidió también echar el cierre de sus tiendas después de que varias de estos establecimientos fueran apedreados.

El sentimiento antinipón creció entre la población china cuando Japón anunció el pasado miércoles la compra de tres de islotes del polémico archipiélago ubicado en la región Asia Pacífico.

Pekín respondió con el envío de patrulleras a las islas, a las que a lo largo de los próximos días, según los medios chinos, podrían sumarse hasta 2.000 pesqueros de esta nacionalidad. A quien ni China ni Japón esperaba fue a dos japoneses que desembarcaron brevemente ayer en las islas sin autorización en medio de la creciente tensión. Ante ello, el portavoz chino de la cartera de Exteriores, Hong Lei, instó a Tokio a "controlar las acciones" que pudieran empeorar la situación. El ministro de Defensa, Liang Guanglie, aseguró que China "se reserva el derecho de emprender medidas adicionales" en la disputa.

Japón, por su parte, anunció ayer su decisión de incrementar el control de las aguas del archipiélago.