Desde la Universidad de Quebec en Montreal, Ignace Olazabal considera que el neoliberalismo ha adormecido el sentimiento colectivo quebequés.
¿Cómo ha reaccionado la sociedad quebequesa a la intensa y trágica jornada electoral?
La sociedad quebequesa la componen 8 millones de habitantes, con gente de todo tipo. Ha reaccionado lamentando la acción de un loco. Y locos hay en todas partes. Ha sido un suceso dramático, pero hay que descartar el ataque ideológico contra la primera ministra. Tanto es así que posiblemente acabe recluido en un psiquiátrico.
¿Qué se sabe de este hombre?
Es una especie de marginado en su propia colectividad. Vivía en La Presentación, una localidad turística al norte de Montreal en la que que tiene un coto de pesca. Sus vecinos le definen como un hombre raro, siempre con demandas incoherentes... Lo desgraciado de todo esto es que ha habido un muerto, un herido grave y una amenaza seria a la primera ministra.
¿Qué valoración haría al resultado electoral?
Diría que es preocupante. El Parti Quebecois ha ganado con el 32,9% de los votos. Ni siquiera ha llegado a un tercio. En segundo lugar está el federalista Partido Liberal, con el 32,2%, casi a la par. Tras ellos está la coalición Avenir Québec, una escisión del PQ que no propugna el referéndum, con el 27%. Por último estarían dos partidos soberanistas, los socialdemócratas de Québec Solidaire, con el 6% y Option Nationale, con el 2%. A la vista de estos resultado podríamos decir que el soberanismo continúa adormecido.
¿Podríamos determinar que la ideología independentista ha sucumbido ante la corriente neoliberal predominante?
En sociología hablamos de 'individualismo metodológico', es decir, que el proyecto individual está por encima del colectivo. Esta tendencia es más acusada en Norteamérica que en Europa. El neoliberalismo del Partido Liberal sería algo así como 'sálvese quien pueda' ante el desmoronamiento del estado del bienestar. Y por mucho Quebec que seamos estamos en Norteamérica, EEUU está a 60 kilómetros de mi casa. Es un modelo que muchos detestamos, pero que formamos parte de él.
¿También en Quebec se ha desmoronado el estado del bienestar?
No nos hemos desmoronado como en España, Portugal o Italia, aquí los recortes se vienen realizando desde hace años. En 1983, cuando Jacques Parizeau (ex primer ministro) era ministro de Economía ya recortó un 20% los salarios públicos.
Ante este panorama, ¿qué futuro le augura al soberanismo?
La cuestión soberanista está aparcada. El soberanismo es un movimiento pendular que se mueve en función de intereses económicos. En este momento el péndulo no está en el lado del independentismo, pero tampoco del federalismo, está en el individualismo. La gente prima su bolsillo y el bienestar de su familia sobro todo lo demás. Por ejemplo, Euskadi es un motor económico y de bienestar, aquí es al contrario y mucha gente teme perder el abrigo de Canadá. Los federalistas les han provocado el miedo asegurando que fuera de Canadá nos vamos a empobrecer.
¿No hay esperanza?
Sí que la hay. La revuelta estudiantil conocida como 'primavera de Arce' ha sido algo como una revolución tranquila, pero con un vigor reivindicativo importrante. Y ahí está la esperanza. El gran problema generado por el neoliberalismo es la desmotivación, el lograr dormir a la colectividad. Ahora la juventud ha despertado.
No obstante, ese movimiento no se ha visto reflejado en las urnas...
Algo sí. En 2008 votó el 57% y ahora la participación se ha situado en torno al 73%, aunque debo reconocer que el resultado del Partido Liberal ha sido una sorpresa enorme. El PL recoge el 100% del voto anglófono y gran parte de las minorías étnicas procedentes de la emigración. Si un ecuatoriano llega a Bilbao, para él ha emigrado a España. Tiene que pasar tiempo hasta que se de cuenta de la situación política. Aquí pasa lo mismo, el emigrante emigra a Canadá y el voto de Canadá es el del Partido Liberal. También las personas mayores, con una menor cultura política, votan liberal. No obstante, ha sido una sorpresa el resultado, se esperaba el desmoronamiento del Partido Liberal pero no ha sido así.
¿De qué ha pecado el PQ?
Pauline Marios es una excelenete política, pero mucha gente ha votado contra ella. Marois ha sido ministra de Educación y de Sanidad y mucha gente se acuerda de los recortes que realizó en esas materias. Tanto es así que la coalición Avenir Quebec creía que iba a recoger ese sentimiento anti-Marois y que podría superar al PQ. La figura de Marois ha dividido.
¿Y ahora qué?
Ahora del sueño del referéndum..., ni hablar de él esta legislatura. El gobierno minoritario del Parti Quebecois debe enfrentarse a los problemas de las pensiones, el déficit de los municipios, la corrupcción del ladrillo, la mafia italiana instalada en la construcción... Y todo siendo tutelado por los otros dos grandes partidos. Graves problemas para un gobierno tan débil. Igual tenemos que hablar de elecciones dentro de un año.