Oslo. Cientos de rosas de colores con notas blancas anuncian frente al juzgado de la capital noruega el deseo de muchos de los habitantes del país nórdico. "Imputable" se lee cientos de veces ante las rejas de cara al último día del proceso contra Anders Behring Breivik. O lo que es lo mismo, que el responsable del doble atentado de Noruega pague por sus atrocidades en prisión y no en un psiquiátrico. Mañana se dará a conocer la sentencia de un proceso que nunca giró en torno a la inocencia o culpabilidad del acusado. ¿Es Breivik un frío asesino o un perturbado enfermo mental?

Esa es la pregunta que deberán contestar los jueces y que decidirá si el hombre que hace un año acabó con la vida de 77 personas -la mayor parte jóvenes vinculados al partido socialdemócrata- pasa 21 años en prisión o en un centro psiquiátrico. La fiscalía reclama que sea declarado no imputable, argumentando que "es peor enviar por error a un psicótico a la cárcel que a alguien que no lo está al psiquiátrico". El autor confeso quiere, sin embargo, ser considerado en plena posesión de sus facultades a toda costa, aunque le suponga ir a prisión.

Pero, en realidad, el juicio noruego más importante desde la Segunda Guerra Mundial va más allá. Se trata de asimilar un trauma nacional y de las heridas abiertas que deben sanar tras la sentencia. Con su atentado del 22 de julio en el barrio gubernamental de Oslo y en el campamento juvenil de la isla de Utoya, Breivik rompió el equilibrio de toda Noruega. Con tan solo cinco millones de habitantes, en el país nórdico casi todo el mundo se conoce, de ahí también la rabia que generó la matanza. "Nuestra respuesta es más democracia, más apertura, más humanidad", proclamó pocos días después de lo ocurrido el primer ministro del país, Jens Stoltenberg.

Una prudente reacción por la que fue admirado en el mundo entero. Por su parte, los noruegos entonaron canciones infantiles contra el terrorismo y mostraron una unidad poco habitual en el frío país. Según un estudio, hoy se sienten más orgullosos de su país y más satisfechos con su sistema democrático. La población también siguió con calma el desgarrador proceso en el que hablaron más de 60 testigos. Lo importante, apuntaron entonces, es que no pueda volver a hacer algo así nunca más.

Pero el defensor de Breivik, Geir Lippestad, advierte: no importa que vaya a la cárcel o al psiquiátrico, "debemos prepararnos para que un día Breivik salga en libertad". Noruega no tiene cadena perpetua y el internamiento en las instituciones psiquiátricas se revisa periódicamente. Según todas las previsiones, el fundamentalista de extrema derecha no saldrá de la única prisión de alta seguridad del país al menos durante una década, pues también podría establecerse en ella un área psiquiátrica. Los críticos advierten, sin embargo, de que a los enfermos mentales no puede tratárseles como criminales.

Sistema judicial Noruega es uno de los cerca de 20 estados en todo el mundo que eliminaron la cadena perpetua de su código penal. Su sistema judicial contempla una pena máxima de 21 años de cárcel. Aun así, Breivik podría pasar su vida en prisión si la condena incluye la llamada "custodia" (forvaring). Después de 21 años de forvaring, la condena puede prolongarse durante cinco años más. Y como el número de prórrogas de cinco años es ilimitado, un condenado puede terminar sus días en la cárcel. Los enfermos psíquicos, calificados de "inimputables" o con "imputabildiad limitada", cumplen la pena encerrados en una clínica. El fiscal puede prolongar su estancia cada tres años y el condenado puede solicitar su puesta en libertad anualmente.

Breivik desea que se le declare imputable. "No está nervioso, sino que parece tranquilo y optimista de que eso será lo que ocurra", explicó Tord Jordet, uno de sus abogados, al diario al diario Dagbladet. El autor confeso de los atentados de Noruega espera así ver legitimada su ideología política, manifestó el letrado. El acusado ya ha preparado una declaración que leerá tras el anuncio de la sentencia.

Que acabe condenado a prisión o sea encerrado en un psiquiátrico dependerá de si es declarado imputable o no. Dos informes psiquiátricos llegaron a conclusiones opuestas al respecto. Para evitar filtraciones a los medios, la sentencia no llegará al registro de la Administración de Tribunales Noruegos antes del viernes. Queda por ver cómo reaccionarán los familiares y amigos de las víctimas así como los supervivientes. El ejemplo lo dio una estudiante noruega al escribir hace un año en Internet: "Cuando alguien puede mostrar tanto odio, piense cuánto amor podemos mostrar unidos".