EL reclutamiento infantil en Colombia es un drama que afecta a alrededor de 18.000 niños, niñas y adolescentes, pero sigue siendo un "crimen invisible" que sólo se denuncia en el 2% de los casos, según el informe independiente Como corderos entre lobos. La politóloga Natalia Springer presentó ayer estas conclusiones en el Instituto Colombiano del Bienestar Familiar (ICBF), la entidad estatal encargada de la protección de la infancia, a la que trasladó una preocupante estadística: los niños son "la tercera parte" de las filas de las FARC y el ELN.

Springer ha trabajado durante cuatro años en este informe que busca actualizar, a través del contraste de entrevistas con bases de datos de desmovilizados, las cifras que el Estado colombiano manejaba desde hace al menos una década y que fijaba el reclutamiento infantil en 13.000. Sin embargo, según dijo a los periodistas el director del ICBF, Diego Molano, el Gobierno colombiano va a contrastar con otras fuentes esas cifras para "darle una dimensión diferente" y así preparar políticas públicas ad hoc.

De acuerdo a las cifras del documento, el 42% de los integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) corresponde a menores reclutados, mientras que en el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el 44% de los insurgentes son menores de edad. En los grupos paramilitares, que de acuerdo con el informe, "no se extinguieron" con el proceso de desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que tuvo lugar entre 2003 y 2006, hay un 40% de reclutamiento infantil. Mientras que en sus herederas, las bandas criminales, la presencia de menores supera el 50%.

De acuerdo con cifras oficiales, las FARC están formadas por alrededor de 9.000 individuos, mientras que en el ELN hay unos 3.000 y hasta el momento es muy difícil establecer la composición de bandas criminales y grupos narcotraficantes. Además, unos 100.000 menores están vinculados a sectores de la economía ilegal que dependen directamente de guerrilla y bandas narcotraficantes con un pasado paramilitar.

Los indígenas son 674 veces más vulnerables al reclutamiento que el resto de niños colombianos, pues se asientan habitualmente en zonas rurales y remotas donde operan los grupos armados ilegales y además "son los que mejor resisten las condiciones y los que menos desertan y abandonan las filas".

Aunque muchos de los menores vinculados tienen familiares en los grupos ilegales, el informe es claro al asegurar que "en ningún caso en el reclutamiento media la voluntad de los niños y las niñas", pues a ninguno le gustan las armas, la violencia indiscriminada ni ser utilizado como objeto sexual.