El cairo. Varias decenas de personas murieron ayer en la localidad septentrional de Azaz, cercana a la castigada ciudad de Alepo, por los bombardeos aéreos efectuados por el régimen sirio, que afectaron también a once libaneses secuestrados allí supuestamente por los rebeldes sirios. El activista Hazem al Azizi explicó por teléfono que los muertos ascienden a 40, mientras que los opositores Observatorio Sirio de Derechos Humanos y Comités de Coordinación Local informaron de entre 20 y 30 fallecidos, aunque no descartaron que la cifra aumente. Poco después del bombardeo, la población comenzó a huir hacia Turquía.

La nueva masacre coincide con la publicación del informe de la ONU en el que se responsabiliza a las fuerzas del régimen y a los Shabiha de la matanza en la localidad de Al Hula. Mientras, en Damasco, las fuerzas leales al régimen y los rebeldes se enfrentaron cerca de la sede del Gobierno y de la embajada de Irán en el barrio de Mazzeh. Los combatientes del Ejército Libre Sirio (ELS) atacaron ambos edificios con lanzagranadas RPG y combatieron contra las fuerzas gubernamentales, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Los choques se concentraban detrás de la embajada de Irán, uno de los principales aliados del régimen de Damasco. Horas antes, una bomba explotó junto al hotel de los observadores de la ONU y la sede del Estado Mayor, en esta misma área. Al menos cinco personas resultaron heridas por la explosión del artefacto, colocado en un camión cisterna de gasoil detrás del hotel Dama Rose, si bien los observadores resultaron ilesos.

Dicha acción fue reivindicada por el ELS, cuyo consejero de información, Fahd al Masri, explicó a Efe que el objetivo no eran los observadores, sino un grupo de oficiales leales al régimen. En los últimos meses, la capital siria ha sido escenario de explosiones de las que el régimen responsabiliza a grupos terroristas, como denomina a los insurgentes, con los que también se ha enfrentado en algunos barrios. El pasado 18 de julio, los rebeldes asestaron el mayor golpe desde marzo de 2011 contra el régimen sirio con el atentado contra la sede de la Seguridad Nacional en Damasco, que costó la vida al ministro y viceministro de Defensa, los generales Daud Abdelá Rayiha y Asef Shaukat, respectivamente, además de a un asistente presidencial.