Ciudad del Vaticano. Paolo Gabriele permanece en arresto domiciliario desde el pasado 21 de julio, día en que las autoridades judiciales vaticanas decidieran sacarle de la celda de seguridad dentro del territorio del pequeño Estado de la Ciudad del Vaticano, en la que había permanecido tras su detención el 24 de mayo. El mayordomo del papa ha permanecido desde entonces junto a su familia en su domicilio, situado en territorio vaticano y donde se encontraron papeles secretos de la Santa Sede que constituyen la principal prueba del supuesto delito de robo con agravantes.
Sus abogados, Carlo Fusco y Cristiana Arru, aseguraron el pasado julio que Gabriele pidió perdón a Benedicto XVI en una carta en la que admitió sus errores, e insistió en que su cliente actuó en solitario "sin cómplices internos o externos". Aunque ahora se conoce la existencia de un cómplice, el informático Claudio Sciarpelleti, de 48 años.
En todo este tiempo, Gabriele, conocido como Paoletto, quien puede enfrentarse a una pena de hasta seis años de cárcel, ha sido objeto de interrogatorios en varias ocasiones. El escándalo de las filtraciones de documentos reservados de la Santa Sede se desató a principios de año, cuando una televisión italiana sacó a la luz unas cartas enviadas a Benedicto XVI por el nuncio en Estados Unidos, Carlo María Viganò, en las que denunciaba la "corrupción, prevaricación y mala gestión" en la administración vaticana. El secretario de Estado vaticano, el cardenal piamontés Tarcisio Bertone, fue el principal blanco de estas filtraciones que no dejaban en muy buen lugar a la Administración de la Santa Sede ni a él mismo.
Según los documentos hechos públicos, la relación entre Benedicto XVI y Bertone no era buena y sus partidarios y detractores estaban haciendo movimientos para conservar el poder. El número dos del Vaticano no tardó en defenderse de estas acusaciones y afirmó que tenían el objetivo de "desestabilizar a la Iglesia".
A mediados de abril, el Papa creó una Comisión Cardenalicia, presidida por Julián Herranz, para esclarecer el robo y filtración de los cientos de documentos privados, y el 19 de mayo pasado se publicó el libro Sua Santità, con un centenar de nuevos documentos filtrados desde el Vaticano que desvelan tramas e intrigas en el pequeño Estado. Hasta el momento, el mayordomo del papa ha sido el único detenido por este caso, en el que se sigue buscando a los llamados cuervos vaticanos.