El Cairo. Las fuerzas gubernamentales sirias lanzaron ayer su gran ofensiva para recuperar el control sobre la ciudad septentrional de Alepo, en una batalla concentrada en el barrio de Salahedin, donde los rebeldes reconocieron haberse replegado.
"(Las tropas) han logrado un avance de 50 metros en Salahedin con la ayuda de un convoy de tanques T-80 de fabricación rusa. Esos tanques fueron traídos hace tres días desde las bodegas del puerto de Latakia, aunque no sabemos cuándo llegaron de Rusia", dijo el número dos del Ejército Libre Sirio (ELS), Malek Kurdi.
Según el lugarteniente de los rebeldes, las fuerzas del régimen de Bachar al Asad lograron avanzar gracias a los carros de combate, frente a los que el ELS utilizó lanzaderas de granadas RPG y proyectiles anti blindados, "pero este armamento no sirve para esos tanques". Pese a ello, Kurdi aseguró que los insurgentes lograron frenar a la columna de tanques con bombas caseras, que lograron dañar algunos de los carros.
recuperar el centro "El régimen desea recuperar el barrio porque está ubicado dentro del centro de la ciudad, y desde allí se pueden controlar las instituciones administrativas de Alepo", señaló, a la vez que agregó que Salahedin, por sus estrechas callejuelas, es muy difícil de penetrar para las tropas.
También fueron escenario de enfrentamientos el vecindario de Al Sajur, Al Shear, Al Sekari o Bustan al Basha, donde el régimen asadista se atribuyó una importante victoria. Según la televisión estatal siria, las fuerzas gubernamentales lograron "repeler a un grupo terrorista y eliminar a un gran número de terroristas mercenarios" en ese barrio. Mientras, los bombardeos contra otras localidades de la provincia de Alepo se produjeron con especial intensidad en los pueblos de Hanano y Al Bab, según la red de activistas Comités de Coordinación Local, que denunciaron que los militares apuntaron contra la mezquita del barrio de Salahedin.
más de un centenar En todo Siria, más de un centenar de personas perdieron ayer la vida a causa de la violencia. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó de que, de acuerdo a sus datos, murieron 90 civiles y combatientes rebeldes, por 41 miembros de las fuerzas del régimen de Bachar al Asad.
El recrudecimiento de la violencia se produjo tras la deserción hace días del primer ministro sirio, Riad Hiyab, que en la madrugada del miércoles entró en Jordania, según el ministro jordano para Asuntos de Medios, Samih Maaytah.
El varapalo de la defección para el régimen no impidió que su mayor aliado, Irán, asegurase ayer que no permitirá la caída de Al Asad, quien, instó al Ejército sirio a "limpiar de terroristas el territorio sirio".