El cairo. Egipto se mantiene en vilo ante el deterioro de la salud del expresidente Hosni Mubarak, que se encuentra en coma, y el aplazamiento del anuncio de los resultados oficiales de las presidenciales egipcias, debido a que no ha concluido el estudio de los recursos presentados por los candidatos.

En un comunicado, la Comisión Electoral egipcia explica que continuará examinando las impugnaciones, lo que requiere "más tiempo", sin determinar la fecha en la que se publicarán los resultados oficiales. Mientras tanto, el Faraón (su apodo tras gobernar tres décadas Egipto con mano de hierro) se debate en un hospital entre la vida y la muerte. El islamista Mohamed Mursi, de los Hermanos Musulmanes, y el militar retirado Ahmed Shafiq, último primer ministro de Mubarak, cantan victoria en los comicios ante el silencio de la Comisión Electoral, que sigue examinando las cerca de 400 impugnaciones presentadas por los dos candidatos.

El movimiento independiente "Jueces por Egipto" anunció que, de acuerdo al recuento efectuado por sus miembros en los colegios electorales, el ganador de la segunda vuelta de las presidenciales es Mursi con un margen de casi 900.000 votos. Los Hermanos Musulmanes advierten de que se puede producir un "peligroso cara a cara" entre el pueblo y el Ejército si Shafiq es declarado presidente, lo que sería "una obvia señal de golpe militar", según declaraciones del portavoz de la cofradía, Mahmud Gozlan, al diario árabe internacional "Al Sharq al Ausat".

A pesar de la incertidumbre, los egipcios vuelven a hacer gala de su buen sentido del humor y en la red social Facebook se pueden leer comentarios sobre lo "contentos" que están los seguidores de ambos candidatos porque los dos han ganado. Bromas del mismo estilo surgen ante las informaciones contradictorias sobre el estado de salud de Mubarak: "Sus partidarios están felices porque sigue vivo y sus detractores están contentos porque dicen que está muerto".

Gran parte de los egipcios solo conocen un presidente, y ese es Mubarak, que el pasado 2 de junio fue condenado a cadena perpetua por su implicación en la muerte de manifestantes durante la revolución que acabó con su renuncia en febrero de 2011. Desde su condena e inmediato trasladado a la cárcel de Tora, su salud se fue deteriorando hasta que saltaron las alarmas y la agencia oficial de noticia Mena llegó a informar de que había muerto clínicamente. Para algunos el coma de Mubarak es una forma de distraer a la población de los problemas.