MADRID. El pasado 26 de abril, Taylor, de 64 años, fue declarado culpable de complicidad en crímenes de guerra y contra la Humanidad --que incluyen homicidios, mutilaciones y violaciones-- por haber ayudado militar y financieramente a los rebeldes del Frente Revolucionario Unido (RUF), a cambio de "diamantes de sangre", durante los once años (1991-2002) que duró la guerra civil de Sierra Leona.
Taylor había negado todos los cargos, así como cualquier responsabilidad en los hechos juzgados, e incluso llegó a denunciar que los testigos de cargo habían sido "pagados y amenazados" por los fiscales del caso para que declarasen contra él. En virtud de un acuerdo especial con el Tribunal, la pena de cárcel se deberá cumplir en territorio de Reino Unido.
Los fiscales habían solicitado una pena de 80 años de cárcel proporcional a la "gravedad" de los crímenes juzgados y habían pedido que la edad del procesado no fuese un atenuante, mientras que la defensa había calificado de "desproporcionada" esta solicitud y había denunciado que el Tribunal quería convertir a Taylor en el "chivo expiatorio" del conflicto sierraleonés. Se estima en alrededor de 50.000 el número de personas que perdieron la vida durante la guerra civil de Sierra Leona.