Moscú. Vladímir Putin, el hombre fuerte de Rusia durante los últimos doce años, recuperó ayer la jefatura del Estado en una solemne ceremonia celebrada en el Gran Palacio del Kremlin, en esta tercera ocasión para un mandato de seis años.
En presencia de los más altos cargos del Estado ruso, Putin juró el cargo con la mano puesta sobre la Constitución de la Federación de Rusia.
El presidente del Tribunal Constitucional, Valeri Zorkin, confirmó el juramento de Putin, tras lo cual sonó el himno de Rusia y se dispararon 30 salvas de artillería en honor del nuevo jefe del Estado ruso. "Entiendo todo el peso del cargo. El sentido de toda mi vida y mi deber es el servicio a la patria, a nuestro pueblo", "Solo alcanzaremos nuestros objetivos si reforzamos la democracia rusa y los derechos y las libertades constitucionales", dijo Putin en el discurso de investidura.
Subrayó que tras los doce años en los que ha sido presidente y primer ministro ruso, el país "cuenta con todo para avanzar hacia delante, un Estado efectivo y en desarrollo, una base social y económica sólida, una sociedad civil activa y responsable".
El nuevo máximo mandatario ruso resaltó la labor del presidente saliente, Dmitri Medvedev, al que agradeció "el desarrollo estable del país". "Su presidencia dio un impulso añadido de modernización de todos los aspectos de nuestra vida. Por delante tiene retos difíciles y de mucha responsabilidad", afirmó Putin sobre Medvedev, que hoy asumirá la jefatura del Gobierno.
Oposición Coincidiendo con la investidura de Putin, la Policía detuvo a 120 opositores que trataron de organizar un piquete en el centro de Moscú durante la ceremonia. Todos los detenidos, entre ellos el ex primer ministro ruso y opositor liberal Borís Nemtsov, "serán puestos en libertad después de una conversación aleccionadora" en las comisarías, según explicó el portavoz de la Policía moscovita.
Además de los 120 opositores, cerca de 450 personas fueron también detenidas en el centro de la capital rusa cuando condenaban la investidura de su nuevo líder, y más de 25.000 personas protestaron por su regreso el pasado domingo.
En su discurso, el nuevo presidente ruso aseveró que los ciudadanos vivirán en "una Rusia que el mundo respeta, abierta y predecible". Putin subrayó que Rusia entra en "una nueva etapa", en la que deberán resolverse "nuevos problemas, de índole diferente y otra envergadura".
El presidente saliente, Dmitri Medvedev, ensalzó la relevancia del cargo que a continuación cedería a su sucesor y antecesor en la Jefatura de Estado, a quien caracterizó de "dirigente fuerte, a quien apoya la mayoría de los ciudadanos" de Rusia. Hoy será su turno, cuya candidatura será votada por la Duma para el cargo de primer ministro, lo que se da por seguro, ya que el partido Rusia Unida tiene mayoría constitucional.