Vitoria. HAY que dar ejemplo. Lo primero que el señor normal François Hollande ha prometido hacer es reducir su propio salario en un 30%. Otra de las cosas que dice que no hará en tiempos de deuda es dar rienda suelta a un aumento del gasto público o a una ola de nacionalizaciones como las que abrió la era Mitterrand en 1981. Y es que François Hollande (Rouen, 1954), es un político de centroizquierda moderado cuyo plan compromete a Francia a eliminar su déficit público para el año 2017 mientras aumenta los impuestos, principalmente para los ricos, para financiar los programas prioritarios de gastos en áreas como la educación.
Eso no es suficiente para aquellos como Sarkozy o Merkel que sostienen que los profundos recortes en el gasto público y un achicamiento del Estado son necesarios para hacer frente a una alta deuda, reactivar la economía y hacer a Francia más competitiva a nivel internacional. Pero Hollande afirma que la austeridad al estilo griego o la que practica ahora el gobierno Rajoy sería auto destructiva al reducir la actividad económica y los ingresos del Estado.
Más allá de las políticas económicas que son centrales para esta elección, al fin y al cabo, él y Sarkozy se han dedicado toda la campaña a discutir sobre el nefasto ejemplo de España, la agenda de Hollande es de una centroizquierda moderna: permitirá el matrimonio entre homosexuales, legalizará la adopción para las parejas del mismo sexo y permitirá la eutanasia bajo estrictas condiciones. Además, ha dicho que no tiene intención de casarse con su compañera.
Hollande se califica a sí mismo como un "señor normal" que el país necesita tras cinco años de un liderazgo narcisista y a veces pretencioso de su rival conservador, Nicolas Sarkozy, apodado el Presidente Bling Bling.
El ya presidente electo solía ir a trabajar en una pequeña motocicleta hasta que las demandas de una campaña electoral de cerca de un año de duración y los requisitos de seguridad lo dejaron sin su modesto modo de transporte. Hasta hace poco, Hollande era más conocido entre nosotros por ser la expareja de Ségolène Royal, una socialista que tuvo cuatro hijos con él y que se presentó sin éxito en la carrera para la presidencia en 2007, perdiendo con claridad ante Sarkozy. Ellos se separaron tras esa campaña. Su actual pareja, Valerie Trierweiler, es una periodista que dice que quiere quedarse en su trabajo, para ayudar a criar a los tres niños que ella tuvo antes de vivir con el ya nuevo presidente.
seriedad Dice quienes le conocen que François Hollande muestra un gran ingenio. Hasta Bernadette Chirac, esposa del expresidente Jacques Chirac, que se sienta frente a él en el consejo del condado Correze, admitió una vez que "es muy divertido. Sabe cómo manejar una multitud, un mercado, una feria, un consejo local". Su jovialidad natural ha pasado a segundo plano, aunque no ha desaparecido, mientras pretende transmitir la seriedad de un estadista. Nunca ha sido ministro, dedicando su vida política a la actividad regional y al servicio del Partido Socialista.
Mantuvo unido al díscolo partido como primer secretario durante 10 turbulentos años desde 1997 hasta el 2007 después de trabajar en la sombra en la oficina presidencial de Mitterrand. Los críticos dicen que no tiene experiencia, que es suave e indeciso, mientras que sus partidarios dicen que su fuerza se basa en su capacidad de generar consenso.
Hollande ha adelgazado y ha mejorado su aspecto para esta campaña con una dieta que lo ha privado de una de sus grandes debilidades: el pastel de chocolate. Las lentes pasadas de moda con los que se mostraba en los últimos años ha dado paso a unas modernas gafas con bordes afilados.
Hollande, nacido el 12 de agosto de 1954 en la noroccidental ciudad de Rouen en una familia de clase media, es hijo de un médico y de una trabajadora social. Desde que era pequeño le decía a sus familiares y amigos que algún día quería ser presidente de Francia. Después de mudarse a la región de París en 1968, asistió la escuela de negocios HEC y se graduó a fines de la década de 1970 de la Escuela Nacional de Administración, la academia de administración pública que produce la mayor parte de la elite política del país.
A partir de ahí, comenzó una carrera política como asistente administrativo de François Mitterrand en 1981, junto con Royal. Pero lo primero que hizo cuando ya se ha visto como el próximo inquilino del Palacio del Elíseo fue una llamada muy especial, a su anciano padre, que, paradojas de la vida, pasó parte de su vida haciendo campaña para la extrema derecha en la década de 1960, enojado porque Francia estaba dejando ir a la por entonces colonia de Argelia.