ATENAS. El líder de la conservadora Nueva Democracia (ND), Antonis Samarás, vencedor de las elecciones de ayer en Grecia, anunció que está listo para formar "un gobierno de salvación nacional" dado que el resultado obtenido no le llega para gobernar en solitario. "Estamos listos para formar un gobierno de salvación nacional", dijo Samarás en rueda de prensa en la sede de su partido tras conocer los resultados de los comicios.

Con un tercio del voto escrutado, ND recibía poco más del 20 % de los sufragios, seguido por la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza) con cerca del 16 %, y el Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok) con el 14 %, que ha sufrido un fuerte descalabro al perder casi 30 puntos con respecto a las elecciones de 2009, cuando fue la fuerza más votada con casi el 44% de los sufragios.

Estos resultados se traducirían en que los conservadores recibirían 112 diputados (50 de ellos como premio por ser el partido más votado) de los 300 con que cuenta el parlamento griego. Durante la comparecencia, Samarás hizo un llamamiento a todos los partidos de orientación europeísta para pactar un gobierno de coalición. Para incluir también a los más críticos con las medidas de austeridad, avanzó que las líneas del pacto podrían pasar por modificar los términos del memorándum firmado con la Unión Europea el pasado febrero a cambio del segundo rescate -que incluyen duras medidas de austeridad- y por favorecer el desarrollo económico a la vez que se permanece en la eurozona. "Somos la única garantía de estabilidad política. Entiendo la ira de la gente, pero Nueva Democracia no dejará el país sin gobierno", manifestó.

También el líder del PASOK Evángelos Venizelos, sugirió ayer establecer un ejecutivo de unidad nacional. "De las elecciones no ha salido un claro vencedor y es necesario un gobierno de unidad nacional con partidos de orientación proeuropea. Estoy seguro que el pueblo protegerá el futuro del país", afirmó el socialdemócrata Venizelos.

Pero lo cierto es que el voto de castigo a los dos principales partidos, el socialista PASOK y el conservador Nueva Democracia, que han sufrido una gran sangría de votos, se interpreta como un voto de castigo de los griegos a Bruselas, ya que ambas formaciones han pagado un elevado precio por apoyar el ambicioso y durísimo plan de rescate impuesto por la Unión Europea para mantener el país en la eurozona. "Hemos estudiado el programa de los partidos y vamos a votar al que robe menos", ventilaba su frustración una joven pareja veinteañera en una terraza del barrio popular ateniense de Dafni antes de ir a las urnas.

Es una realidad visible que muchos ciudadanos están decepcionados y airados con la "cleptocracia" de los políticos en las últimas décadas, que ha abocado al país a la bancarrota, un proceso que solo podrá evitarse si llegan a tiempo los fondos de los prestamistas internacionales, principalmente la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Este desencanto ha trasladado el voto que han recibido tradicionalmente socialistas y conservadores a formaciones más pequeñas, desde la extrema izquierda a grupos de extrema derecha, entre ellos el neonazi Amanecer Dorado, que se estrenará en el Parlamento con un 7% de los votos. En la izquierda están, por ejemplo los maoístas del KKE (m-l), los trotskistas del EEK y los prosoviéticos del KKE, por citar solo algunos de la media docena de partidos que tienen la hoz y el martillo en sus emblemas. El KKE también estará en el Parlamento.

El temor generalizado es que el nuevo gobierno, sea del color que sea, recorte salarios y pensiones y reduzca aún más las prestaciones de sanidad, que ya son precarias por las duras medidas de austeridad introducidas en los últimos dos años. Para muchos observadores, la ira ciudadana está plenamente justificada cuando se analiza la conducta del vencedor virtual de los comicios de ayer, Antonis Samarás, líder del conservador Nueva Democracia, quien juró antes de ir a las urnas que no formaría gobierno con los socialdemócratas del Pasok.