París. Ni el mandatario Nicolas Sarkozy ni su rival socialista François Hollande. La líder del ultraderechista Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, ha pedido a sus 6,5 millones de electores que voten con "conciencia" el próximo domingo y anunció que ella lo hará en blanco. Le Pen, excluida de la carrera electoral por la presidencia francesa al quedar en tercera posición en la primera vuelta de las elecciones, rechazó "dar confianza ni mandato" a los dos candidatos que se enfrentarán en cuatro días y, aunque combatió las ideas de ambos, dedicó unas palabras especialmente duras hacia Sarkozy.

"Nada será como antes", advirtió Le Pen en un discurso ante varios miles de simpatizantes en la Ópera de París, en el que se mostró muy crítica con Sarkozy, un presidente que, según dijo, no solo "ha hecho mal a los franceses, sino que les avergüenza". La líder ultraderechista francesa manifestó ante sus seguidores: "Vosotros sois ciudadanos y votareis según vuestra conciencia, libremente", al tiempo que excluyó dar una consigna precisa para votar por Sarkozy u Hollande. Declaró, asimismo, que ambos "son las dos caras del mismo sistema", del que dijo que ya "no tiene aliento".

Le Pen ridiculizó la aproximación de ambos hacia los electores del FN -cuyos votos son cruciales para imponerse el próximo domingo- y preguntó a sus simpatizantes: "¿Qué os parece pasar del papel de idiota al de árbitro de la elección presidencial?". "Nos hemos convertido en el centro de gravedad de la vida política francesa", manifestó una Le Pen eufórica con los resultados de la primera vuelta electoral, en la que consiguió el 17,9% de los votos, el mayor porcentaje de la historia de la formación. Acompañada por su padre, el fundador del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, la líder ultraderechista agregó que su voto será "azul marino" en las elecciones legislativas, que se celebrarán en junio y en las que aspira a conseguir una alta representación parlamentaria.

Tres horas más tarde, era Sarkozy quien protagonizaba un discurso ante varios miles de partidarios ante la Torre Eiffel, en un tono histórico, casi épico. Sarkozy ensalzó los valores de Francia, su herencia y su bandera, al tiempo que estimó que en Francia "hay demasiados inmigrantes". "Nuestro sistema de integración no funciona. ¿Por qué? Porque incluso antes de que hubiéramos conseguido la integración de los que estaban en el territorio, otros llegaban", explicó el presidente.

El presidente-candidato propuso un "nuevo modelo social" para Francia en plena Fiesta del Trabajo, a la misma hora en la que otros miles de ciudadanos se manifestaban al otro lado de la capital en respuesta al tradicional llamamiento sindical por el Primero de Mayo.

Amenaza del socialismo Sarkozy reiteró de nuevo la amenaza que consiste en decir que la victoria el domingo de Hollande, a quien los sondeos sitúan como favorito para hacerse con la jefatura del Estado, colocaría a Francia en una situación económica "como la de Grecia y España". Y en una intervención que marcadamente exaltó los valores de la historia y la literatura francesas así como la herencia cristiana del país, Sarkozy aprovechó una inusual celebración de la Fiesta del Trabajo por parte del partido conservador que le apoya, la UMP, para pedir a los sindicatos que abandonen "la bandera roja". "No queremos el socialismo", manifestó Sarkozy ante sus simpatizantes, a los que dijo que su rival y el Partido Socialista al que pertenece están en contra de que se repartan los beneficios empresariales con los asalariados.

Entretanto, los franceses aguardan el debate televisado que ambos candidatos protagonizarán mañana, miércoles, en horario de máxima audiencia, que será el único de toda la campaña y en el que Sarkozy y Hollande lanzarán prácticamente sus últimos mensajes a los electores antes de acudir a las urnas.