La Haya. Holanda entró ayer en una grave crisis política con la dimisión del Gobierno al no lograr acordar con sus socios parlamentarios un pacto para reducir el déficit público al 3% del PIB en 2013, el plazo acordado con la Unión Europea.
Las insuperables diferencias con el partido de ultraderecha y antimusulmán PVV sobre el plan de ajuste han llevado al primer ministro, el liberal de derecha Mark Rutte, a presentar su dimisión y la de todo su gabinete ante la reina la reina Beatriz. Rutte, de 45 años y en el poder desde octubre de 2010, se convirtió así en una nueva víctima de las políticas de austeridad implantadas en la UE desde el inicio de la crisis financiera en 2008.
La convocatoria de elecciones anticipadas será inmediata, pero de momento no se ha fijado una fecha oficial para los comicios. La ley electoral exige un mínimo de 80 días entre que se convocan las elecciones y su celebración.
La caída del Gobierno en Holanda ha sido la crónica de un declive anunciado desde que el 5 de marzo empezaron las negociaciones sobre nuevos recortes entre los dos partidos en la actual coalición (liberales de derecha y democristianos), con sus socios parlamentarios, los antimusulmanes liderados por Geert Wilders (PVV).
Wilders, con 23 escaños en el Parlamento, amenazó hace unas semanas con romper la baraja del pacto, pero su vuelta a la mesa de negociaciones hacía pensar que estaba dispuesto a aceptar acuerdos hasta el final. Por eso la decisión de retirar su apoyo a la coalición de minoría en el último momento ha supuesto una sorpresa para los analistas y para el propio primer ministro, que el pasado sábado no dudó en responsabilizar a Wilders del fracaso de la negociación.
Según informaciones que se han filtrado en la prensa, los tres partidos habían conseguido acordar un nuevo paquete de ajustes para ahorrar 14.200 millones de euros a las arcas públicas hasta finales de 2013, rompiendo tabúes como la deducción fiscal de las hipotecas sobre viviendas, el pacto para acelerar la aplicación de los 66 como edad de jubilación, la subida del IVA o el aumento del copago en la Sanidad.
Según Wilders, convencido antieuropeísta, la retirada de su apoyo ha respondido a que su partido no está dispuesto a "seguir los dictados de Bruselas" si eso significa que personas como los jubilados holandeses pierdan poder adquisitivo.
Mientras tanto, el Ejecutivo de Rutte debe seguir gobernando en funciones y en minoría, con la difícil misión de conseguir apoyos no solo para aprobar el paquete de ajustes, que tiene que ser presentado en Bruselas antes del 30 de abril, sino también de los presupuestos estatales para 2013, que deben estar listos antes de septiembre.
La Comisión Europea señaló ayer que confía en que, a pesar de la crisis de Gobierno, Holanda logre sacar adelante las medidas de ajuste para evitar que su déficit se eleve hasta el 4,6 % como indican los últimos pronósticos.
Miembros de la oposición como Alexander Pechtold, líder de los demócratas liberales (D66, diez escaños), han indicado su disposición a apoyar al Gobierno en la aprobación de los presupuestos estatales, pero no han sido claros sobre su postura respecto a los ajustes.
Importante será la postura de los laboristas en la oposición, la segunda fuerza política en Holanda, y que hasta el momento han sostenido que no apoyarán las nuevas medidas de ahorro.
La austeridad fiscal se cobra así otro Gobierno de la UE, tras la caída electoral de los Ejecutivos de Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia, que también amenaza con afectar a Francia, después de la derrota del presidente francés, Nicolas Sarkozy, en la primera vuelta de las elecciones frente al socialista Hollande.