PARÍS. Sarkozy, en una entrevista con la emisora "Europe 1", también se esforzó en desmarcar al actual Gobierno español de la crisis que vive el país, y así señaló que el presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, "es un hombre de gran calidad, que no tiene ninguna culpa de la situación de España".

Previamente, en contraste, había comentado que España, "un país descrito desde hace diez años como el milagro de Europa, tuvo siete años de Gobierno socialista, exactamente con la misma política que propone Franois Hollande".

"¿Hay un solo francés que quiera hoy para Francia el destino de Grecia o de España?", se preguntó el líder conservador y candidato a la reelección.

Añadió que "España paga por su deuda un tipo de interés doble del de Francia porque había prometido en 2008 un déficit del 6 % (del PIB) y en 2011 está al 8 %, mientras Francia había prometido tener el 5,7 % y hemos tenido un 5,2%. Nosotros pagamos un 2,86 % de interés y España paga el 6 %".

Sarkozy, que respondía así a si considera que Francia corre peligro si gana Hollande -favorito en las encuestas-, también hizo hincapié, tras recordar que la izquierda ya controla la mayoría de las regiones y el Senado, en que cree "profundamente que un país como Francia debe tener el valor de la diversidad y que un presidente debe tener la responsabilidad de no cerrarse en su clan".

En cuanto a la posibilidad de que los mercados ataquen a Francia tras la segunda vuelta de las presidenciales, el próximo 6 de mayo, recordó que "Europa está convaleciente" y que si se aplican las promesas del líder socialista, como la creación de 60.000 puestos en la educación, ¿creen que les harán "un regalo?".

A continuación, repitió que en los cinco años que lleva como presidente no ha habido ataques, Francia ha podido pagar sus deudas y ha reducido su déficit público.

El presidente-candidato aseguró que si sale reelegido no aplicará recortes, al ser interrogado sobre la necesidad de hacer como en España o en Grecia, y explicó: "El esfuerzo que nos espera no es el esfuerzo del rigor", sino "poner las bases para un nuevo modelo de crecimiento".

De nuevo avanzó que utilizará la estrategia de la "silla vacía" (no enviar representación francesa) en la Unión Europea para forzar cambios en la política comercial e instituir la "reciprocidad" con países terceros, y en la política de inmigración y el control de fronteras con el Tratado de Schengen.

"Aplicaré esa política si no obtenemos satisfacción", subrayó al ser preguntado sobre si recurriría a la "silla vacía" como lo había hecho con sus socios europeos el expresidente francés Charles de Gaulle.