Damasco. La llegada de los primeros observadores militares de la ONU no ha tenido consecuencias por ahora sobre la situación en Siria, donde continuó ayer el bombardeo de artillería contra dos barrios de la ciudad de Homs, según opositores y defensores de los derechos humanos sirios. Según los Comités de Coordinación local, que documentan la violencia en el país, al menos 14 personas habrían muerto en las provincias de Homs y Hama y más de 50 habrían resultado heridas. En todo el país se contabilizaron 27 muertos hasta el mediodía. En la ciudad de Hama murieron por disparos dos civiles en su coche en la noche del domingo, mientras que desde Idlib se informó de enfrentamientos entre desertores y tropas del régimen de Bachar al Asad.
Activistas en Homs informaron del bombardeo de los barrios de Al Jaldizah y Bazzada y aseguraron que el 40 por ciento de la ciudad sigue en manos de rebeldes de la oposición. "Se están produciendo fuertes enfrentamientos en la provincia norteña de Idlib, mientras que se reanudó el bombardeo en áreas de Homs, en medio de intentos de las fuerzas gubernamentales de controlar algunas áreas dentro de la central provincia rebelde", indicó en un comunicado el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, llamó el lunes tanto al gobierno como a la oposición siria a abstenerse de cualquier acto de violencia, ya que el alto el fuego vigente desde el jueves es "muy frágil".
"Este proceso de cese de violencia es muy frágil, por lo que requiere apoyo y cooperación absoluta por todas las partes involucradas- las autoridades sirias y las fuerzas opositoras", dijo Ban desde Bruselas. "Es responsabilidad de Siria garantizar la libertad de movimiento de los observadores". En la noche del domingo llegó a Damasco el primer grupo de cinco observadores de la ONU, a los que le seguirán otros 25. Más tarde el número debe llegar a unos 250.