VITORIA

Actualmente, nueve de cada diez inmigrantes indocumentados que ingresan al espacio Schengen lo hacen por Grecia. Desde que el Estado español e Italia reforzaran la vigilancia marítima y alcanzaran acuerdos con sus vecinos del sur para la repatriación de las personas interceptadas, el flujo migratorio se ha dirigido hacia el país helénico, especialmente a través de la frontera con Turquía -se calcula que cada día ingresan 200 personas por el río Evros, la frontera natural entre Grecia y Turquía-. El objetivo de estas personas, originarias de Pakistán, Afganistán, Irak o África Subsahariana, es viajar a Italia y de ahí al resto de los países europeos, sin embargo, son muchos los que se quedan atrapados en Grecia en condiciones "inhumanas", según denuncian tanto organizaciones de derechos humanos como la propia Comisión Europea. Además, la regulación europea Dublin II permite a terceros países devolver a Grecia a los inmigrantes indocumentados que encuentre en su territorio si demuestra que entraron en la Unión Europea a través del país helénico.

Según un informe del centro de estudios Eliamep, en 2011 había en el país 1,1 millones de inmigrantes, cerca del 10% de la población total, de los que 400.000 estaban en situación irregular. Con la intención de hacer frente a esta elevada presión migratoria, el Gobierno griego ha anunciado recientemente la construcción de 30 nuevos centros de detención e internamiento de inmigrantes, que se sumarán a la media docena actual, saturados y en condiciones insalubres. Cada uno de ellos deberá tener capacidad para albergar a 1.000 personas, estará rodeado de vallas triples de máxima seguridad y estará vigilado por circuitos de televisión.

La situación en la media docena de centros de internamiento actuales ha sido una de las principales quejas de los organismos de derechos humanos. Estos describen celdas abarrotadas, sin ventilación adecuada, con problemas de agua, una alimentación de baja calidad y si posibilidad de que los internos puedan pasar tiempo al aire libre. Algunos testimonios hablan de aguas fecales en las propias habitaciones y de un hedor "insoportable".

Condiciones precarias Al respecto, un informe de Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó el año pasado de que el 60% de los problemas médicos de los inmigrantes en centros de detención en la región de Evros se debían a las precarias condiciones de las instalaciones. Los internos sufren habitualmente infecciones respiratorias, dolores corporales, diarreas, problemas gastrointestinales, trastornos psicológicos y enfermedades cutáneas.

"Nadie nos dirige la palabra, ni nos da información de ningún tipo sobre cuándo abandonaremos este lugar o nos dejarán en libertad. Tenemos miedo de volvernos locos, nadie puede pensar en otra cosa que en este infierno en el que vivimos", relató a MSF un hombre retenido en un cuartel de policía fronterizo. Llevaba 64 días y compartía una celda habilitada para 35 personas con 124 inmigrantes. A la detención de inmigrantes en territorio griego y su reclusión en comisarías fronterizas o centros de internamiento en la región de Evros ha contribuido desde 2010 personal de la agencia europea de Frontex. La saturación de los actuales centros hace que niños, mujeres y hombres compartan las celdas. Al respecto, una mujer georgiana de 50 años, manifestó: "No se pueden imaginar lo sucio y lo difícil que es par mí estar aquí con estos hombres. No duermo por la noche. Me quedo sentada sobre el colchón".

A las precarias condiciones de estos centros se suma, además, la ausencia de un sistema de asilo. Según Acnur, la mayoría de los solicitantes no reciben asistencia. Esto ha llevado a que Grecia sea, por mucha diferencia, el país que menos solicitudes de asilo aprueba en toda la Unión Europea -apenas el 1,5% frente al 26% de la UE-. Además de los 30 nuevos centros de detención, que subvencionará en parte con 250 millones de euros de fondos europeos, Grecia planea la construcción de un muro en la frontera con Turquía, para lo que no contaría con la ayuda financiera de la UE. Los analistas dudan de que un país tan endeudado pueda construir tanto y tan rápido.

Discurso xenófobo La presión migratoria y la precaria situación de la economía griega ha allanado el camino a los discursos xenófobos o antiinmigrantes. "Nuestras ciudades han sido tomadas por los inmigrantes ilegales, debemos retomarlas", ha señalado recientemente Antonis Samaras, líder conservador y uno de los socios de gobierno de Lukas Papdimos. "Grecia es un pueblo pacífico, el principal problema viene por la presencia de miles de personas que vive en Grecia de forma ilegal", manifestó por su parte el socialista Mijalis Jrisojoidis.

También han aumentado los ataques racistas -en 2011, fueron atacados 63 inmigrantes, 18 de ellos por agentes de policía-, mientras que el Gobierno está llevando a cabo macro redadas en el centro de Atenas, en las que los policías piden los documentos a aquellos viandantes que sospecha que son inmigrantes.