Saná. Un grupo armado de combatientes tribales secuestró ayer a un funcionario noruego de Naciones Unidas en Saná y huyó con él a la provincia de Marib, a 190 kilómetros al noreste de la capital yemení, informó una fuente policial. Los secuestradores pidieron a las autoridades la excarcelación de un miembro de su tribu detenido por su pertenencia a un grupo islamista radical a cambio de liberar al noruego, según los mediadores tribales que se han puesto en contacto con el Gobierno yemení. La fuente policial explicó que los milicianos detuvieron el vehículo en el que viajaba el funcionario bajo amenazas con sus armas y se lo llevaron en un todoterreno hacia Marib. El portavoz de la ONU en Saná declinó hacer comentarios al respecto del secuestro.
Este tipo de secuestros se producen con relativa frecuencia en Yemen, y habitualmente se resuelven con la puesta en libertad del capturado después de que los secuestradores estimen que se han cumplido sus demandas.
El pasado 24 de noviembre, la cooperante francesa de origen marroquí Mariam al Hasani fue puesta en libertad en el sur de Yemen, dos días después de haber sido secuestrada por hombres armados de una tribu local. Al Hasani, que trabaja en una organización de ayuda a los refugiados, y sus dos acompañantes yemeníes, que también habían sido secuestrados, fueron liberados tras la mediación llevada a cabo por dirigentes tribales.
Un pueblo bajo al Qaeda Por otro lado, cientos de supuestos militantes de la organización terrorista Al Qaeda tomaron ayer el control de la ciudad de Rada, 150 kilómetros al sur de Sana, tras hacerse con los puntos clave de la ciudad, informaron fuentes presenciales. Según residentes de Rada, más de 400 yihadistas llegaron al alba procedentes de un pueblo cercano, y se hicieron fuertes, sin que se registrasen choques, en enclaves estratégicos como una fortaleza sobre la ciudad o la histórica madraza (escuela coránica) de Ameriya, construida en el siglo XVI.
Un testigo presencial de los hechos, Yusef Ali, relató cómo los presuntos terroristas se hallaban acampados en Geifa, y lanzaron su ofensiva nada más amanecer. En muy poco tiempo, los atacantes se habían hecho con el control total de Rada sin que se registraran enfrentamientos, aunque los residentes de esta ciudad, situada en la provincia de Al Beida, expresaron su temor a que pudiera estallar la violencia cuando el ejército tratara de recuperar posiciones.
Grupos de hombres armados circulaban por las calles y eliminaban todas las manifestaciones que consideran contrarias a la Sharia, como los maniquíes de las tiendas de ropa, según los testimonios recogidos.
Asimismo, los yihadistas lanzaban soflamas por altavoces en las que aseguraban que no pensaban dañar a la gente y que solo quieren aplicar "la ley de Alá". Al parecer, todos los combatientes son yemeníes y están dirigidos por Tarek al Dahab, cuñado de Anuar el Awlaki, líder de Al Qaeda en Yemen hasta su muerte en un bombardeo aéreo estadounidense.
La madraza de Rada es una de las joyas arquitectónicas del país, que atrae a muchos turistas.