el cairo. El régimen de Damasco perpetró ayer un nuevo derramamiento de sangre y, según los opositores sirios, trató de ocultar la realidad a la misión de observadores árabes, que será reforzada con más efectivos a finales de esta semana. La cifra de víctimas mortales asciende en esta jornada a una veintena, entre ellas tres soldados desertores, dos mujeres y un menor, que se suman a los más de 5.000 fallecidos durante los diez meses de revuelta contra el presidente sirio, Bachar al Asad. Los opositores Comités de Coordinación Local (CCL) informaron de que la mayoría de los muertos se registraron en el bastión opositor de Homs, en el centro del país. En esta castigada ciudad siria las autoridades entregaron a los vecinos ocho cadáveres con signos de torturas, seis de ellos pertenecientes a miembros de una misma familia.
También en Homs, en el barrio de Al Jalidiya, donde se encontraba un grupo de observadores, las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra una manifestación.